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Pistas

Vinos con memoria de La Rioja (solo) para sibaritas

Lavinia rescata joyas antiguas, difíciles de entender y fáciles de apreciar.

Vinos con memoria de La Rioja (solo) para sibaritas
Vinos con memoria de La Rioja (solo) para sibaritas

Forman parte ya de la historia de España, de una época en la que se cultivaba la vid de otra manera, se recolectaba de forma artesanal y se guardaba el vino con procedimientos diferentes a los actuales. Quedan pocas bodegas en España con joyas antiguas en su despensa. Y la mayoría se concentran en La Rioja, donde existe una buena representación de bodegas centenarias.

Para recordar todo ello, Lavinia organizó esta semana una cata especial, en la que participó el presidente de la Denominación de Origen de La Rioja, Víctor Pascual, con añadas excelentes de las principales casas de esta zona. Por ejemplo, un Marqués de Riscal de 1958, un Viña Tondonia de 1964, un Prado Enea de 1982 o un Rioja Alta de 1994. "Son el reflejo de un tipo de vino que ya no se encuentra, vinos frágiles, con una gran complejidad y acidez, que es lo que les mantiene actuales", señala Marie Louise Banyols, directora de producto de Lavinia.

Esta experta defiende las añadas antiguas y asegura que forman parte del "patrimonio español, es algo que ya no se encuentra". Entre otras razones porque ha cambiado la climatología, la manera de producir el vino, de recolectar o el tiempo que se tiene el producto en barrica. "Y nos permite ver algo excepcional, como es la trazabilidad de un vino, cómo ha evolucionado en el tiempo. La gente no suele entender los vinos antiguos pero por desconocimiento", continúa esta experta, que enumera algunas de las bonanzas de estos caldos, como su ligereza, su buqué, con una gran variedad de aromas que no se encuentran en un vino joven. "Están repletos de tostados, flores secas, café, cigarro, bombón, humo, tienen mil matices que se pueden descubrir". Se trata de un juego, que comienza si el vino está bien conservado. En Lavinia, la Cava 14, una amplia habitación a la que se accede con clave secreta, encierra algunas de estas joyas. Por ejemplo, un Contino de 1983, por 178 euros; un blanco de Viña Tondonia de 1968, a 381 euros la botella; dos tintos de esta misma casa, uno de 1947 por 763 euros, y otro de 1964 a 610 euros la botella. De Imperial (Cune) tienen dos: uno de 1928, por 415 euros, y otro de 1968 por 285 euros. Viña Real cuenta con dos joyas, una de 1949, 254 euros, y otra de 1962, a 290 euros.

Como consejo para poder disfrutarlos en su plenitud, Banyols recomienda tener cuidado a la hora de abrirlos, mantenerlos al menos 48 horas de pie para que los depósitos queden en el fondo, no decantar el vino debido a su fragilidad, abrir en el último momento y servir con la botella colocada en un soporte.

Calle cortada

Si alguien transita la tarde del sábado 15 de octubre por Ortega y Gasset, una de las calles de la milla de oro madrileña, se encontrará que está cortada. El motivo no es otro que celebrar, de 19.00 a 22.30 horas, las denominadas Vendimias de Ortega y Gasset, idea de Lavinia, que sacará a la calle vinos de bodegas como Abadía Retuerta, Pago de los Capellanes, Naia o Dehesa de los Canónigos. El jamón lo pone Julián Martín, de Guijuelo (Salamanca), los quesos serán de El Pastor (Zamora), y las entradas (a 10 euros, con derecho a cinco consumiciones) se pueden adquirir en www.lavinia.es.

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