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Viajes

Una nueva 'milla de oro' a imagen de Manhattan

São Paulo es la ciudad de los negocios de Suramérica y un destino para el ocio de lujo.

Conviene advertir que São Paulo no es una ciudad fácil. ¿Quién ha dicho que todo aquello que sea objeto de deseo no encierre alguna dificultad? A la inseguridad de sus calles -no hay nada que temer si se toman las precauciones necesarias: no caminar en solitario cuando cae el sol, evitar zonas conflictivas o no hacer alarde de riqueza- se une el hecho de tener un clima endemoniado, donde la lluvia aparece cuando uno menos se lo espera, además de los interminables atascos (no es una exageración, recorrer un kilómetro de distancia puede llevar una hora).

Hay que estar preparado para controlar la indignación y ver cómo la riqueza y la pobreza conviven con aparente naturalidad. Sorprende comprobar que al lado de deslumbrantes casas se alzan favelas donde las condiciones de vida dejan mucho que desear. Por las calles circulan imponentes automóviles -Ferrari se marcó como objetivo durante su primer año de estancia vender 25 coches, y el primer mes ya había despachado 19 unidades-, por las aceras caminan millares de vagabundos (homens de rua). Pero São Paulo (11,3 millones de habitantes y cerca de 20 millones en toda el área metropolitana, según el censo de 2010) es São Paulo, a pesar de todo esto y de mucho más. Es la capital económica y empresarial de Suramérica. Las grandes riquezas se forjaron con la venta del café y han hecho de este lugar un destino financiero para hacer negocios.

De hecho, numerosas empresas españolas, entre las que se encuentra Banco Santander, con una imponente ciudad financiera en vertical -donde trabajan más empleados ya que en el centro madrileño de Boadilla-, pequeñas consultoras, agencias de publicidad o de comunicación, se están trasladando a la capital paulistana con el objetivo de ampliar mercado. Uno de estos empresarios ha sido Manuel Quintanero, al frente de Millesime, que este año llevó la alta gastronomía española organizando su primer Salón Millesime São Paulo. El éxito ha sido tal, que repetirá en siguientes ediciones.

La ciudad se ha convertido, al igual que lo son Nueva York o Chicago, en un destino gastronómico de alto interés debido a la creatividad e imaginación que destila una joven hornada de chefs, muchos de ellos formados en fogones españoles, como el caso de Bel Coelho (del restaurante Dui) y de Helena Rizzo (Maní), que pasaron por El Celler de Can Roca; de Ligia Karazawa y Raúl Jiménez (Clos de Tapas); o de Rodrigo Oliveira, con su recuperación de la cocina nordestina en Mocotó. Todos ellos están desarrollando un movimiento culinario nuevo que combina la tradición con la vanguardia. A esa vuelta a las raíces se ha unido Alex Atala (séptimo mejor restaurante del mundo y mejor chef de América Latina, según Restaurant), con el desenfadado Dalva e Dito.

La calle del lujo

âscar Freire es una de las ocho calles más lujosas del mundo, donde todas las cotizadas firmas de diseño y de moda tienen su espacio. Las tiendas, además de por su contenido, se convierten en un lugar de culto por su continente, esto es, por su arquitectura y decoración.

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