Díaz Ferrán, ni héroe en su empresa ni villano en la CEOE

Ayer mismo ya advirtió que no dimitiría de su cargo en la cúpula de la patronal por el hecho de que una de las empresas de su grupo tuviese problemas financieros. Y hace menos de una semana, cuando los medios agitaban el impago de un crédito a Caja Madrid, entidad de cuyo consejo forma parte, logró el respaldo unánime de la directiva de la CEOE, en la que se sometió a una especie de moción de confianza.

Hoy son pocos los empresarios que en España no tengan ninguna dificultad financiera. De hecho, la última encuesta de las Cámaras de Comercio revela que un 84% de las empresas reconocen problemas para la obtención de crédito. No es ningún héroe quien tenga alguna de sus empresas con problemas, pero desde luego tampoco es un villano. Por tanto, cuestionar la capacidad de un señor para dirigir la patronal por el simple hecho de que una de sus empresas tenga que suspender la actividad por impago de un crédito, no es de recibo. Al menos si la compañía cumple con todos los requisitos legales y no ha incurrido en irregularidades, más allá de las que la propia situación de la economía genera en las cuentas de las empresas (retrasos en los abonos salariales, retrasos en los pagos de los créditos, etc.). Además, en el caso de Gerardo Díaz Ferrán ha empeñado su patrimonio personal para intentar sacar adelante los negocios que por la crisis tienen mayores dificultades en este momento, o al menos tal circunstancia fue hecha pública por él mismo.

¿No querían ustedes un empresario en la CEOE? La crítica de hace unos años por parte de quienes han puesto en la picota tradicionalmente a los empresarios por el simple hecho de serlo, se centraba en la naturaleza no empresarial del presidente de la CEOE por entonces, José María Cuevas, que únicamente era gestor de empresas y consejero en algunas más. No era propietario de ninguna sociedad. Cómo iba a comprender y defender los intereses de los empresarios sin serlo. Pues bien: ahí tienen ustedes un empresario al frente de la patronal. Eso sí: como otros miles de empresarios, con problemas para cuadrar las cuentas de su negocio tras dos años de crisis económica.

¿Está menos capacitado este empresario que otros para gestionar el futuro de los intereses empresariales en las relaciones laborales? Ni más ni menos. Tanto como sus contrapartes en los sindicatos, o tan poco. De hecho, en la parte sindical experimentos empresariales del pasado fueron auténticos fiascos económicos y sociales y sus dirigentes siguieron al frente de sus organizaciones. Recuerden la PSV de Redondo...