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Columna
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La volatilidad de Volkswagen

Los hedge funds que apuestan contra el incremento de las acciones de Volkswagen fueron los primeros en ser acribillados por la desaforada subida de las acciones del fabricante de automóviles alemán. Pero no serán los últimos. Los locos altibajos en el precio del valor de Volkswagen, causados por el temor a que su rival Porsche se abalanzara contra un enorme paquete de títulos de la compañía, causará un daño colateral.

Tomemos el índice Dax, donde cotizan las mayores compañías del país. Las reglas del índice dicen que ninguna compañía debe ponderar por más del 10% del total del índice -el martes, VW ponderó por el 27%-. A ese nivel, un cambio del 10% en el precio de VW significaría al menos un 3% de variación en el índice. Deutsche Börse respondió a esta distorsión adelantando su ajuste trimestral, y poniendo el tope a las acciones de VW en el 10% otra vez desde el viernes. Esto causó otra distorsión.

Imaginemos que VW pondera por el 10% del índice antes. Si las acciones se duplican y los demás permanecen planos, el índice subiría un 20%. Ahora imaginemos que VW tuviera un tope del 10% otra vez, y las acciones vuelven a caer a su nivel original. El índice caería sólo un 5%. Esto es bueno, o en el peor de los casos es indiferente, para algunos -sobre todo rastreadores de fondos, que siguen el índice-. Pero un índice inflado artificialmente sería malo para cualquier gestor de fondos cuyos inversores calcularon su rendimiento contra él. Y podría ser una catástrofe para quienes han asumido que las acciones de VW podrían caer, y el índice con él.

El menor peso de VW en el Dax podría reducir la volatilidad. Esto dificultaría los beneficios para los inversores en opciones, desde los más volátiles activos subyacentes hasta la más valiosa opción para comprar o vender. SuperDerivatives, una firma de valoración y fijación de precios de opciones, estima que la revisión del índice podría recortar la volatilidad en un punto porcentual en un mes. Estima que la exposición total de los inversores a la volatilidad es alrededor de 600 millones de euros.

La extensión completa del daño colateral tardará en salir a la luz. La mayoría depende de cuánto caigan los títulos de VW antes de que el Dax se reajuste el viernes. En este lapso, sin embargo, se comerán las uñas.

Por John Foley

Incertidumbre petrolera

El mundo podría no ser capaz de obtener suficiente petróleo de la tierra. Esa es la sombría conclusión del próximo informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Irónicamente, la mejor cura para este problema podría ser llegar a precios más bajos.La AIE señala que la producción de campos maduros está cayendo en torno a un alarmante 6%-9% anual. Nuevos descubrimientos podrían compensar esa caída, pero el organismo considera que las inversiones recientes han sido demasiado escasas. Se espera un déficit en una década, más o menos.En teoría, el aumento de los precios fomentaría inversiones en nueva capacidad productiva. En ese sentido, la reciente caída en el precio del crudo debe conducir a un ajuste de la oferta futura. Los productores esperan gastar menos y retrasar el desarrollo de fuentes de petróleo no convencionales, tales como arenas de alquitrán.Sin embargo, la economía del petróleo está lejos de ser normal. Todavía se califica de mayoristas a las grandes multinacionales petroleras que cotizan en Bolsa, pero en realidad son minoristas al margen de la gran liga de propietarios gubernamentales. Las compañías petroleras nacionales, dentro y fuera de la OPEP, poseen en torno al 80% de las reservas mundiales de crudo.En términos de tecnología y en capacidad para asumir grandes proyectos, estas empresas muestran desesperación por alcanzar altos ratios de profesionalidad, pero su promedio es muy inferior al de los antiguos mayoristas. El mejor camino para alcanzar una producción mundial es conseguir que las empresas nacionales hagan mejor su trabajo.Las previsiones de un repunte de los precios del petróleo y del gas no parecen un truco. Muy al contrario, los flujos de efectivo sólo alientan a los políticos perezosos a subir los tipos impositivos sin preocuparse demasiado por la cantidad producida. El nacionalismo florece y a los expertos extranjeros los miran con desdén. En Rusia, una mezcla de xenofobia y de altos impuestos ya ha provocado una disminución de la producción.Precios más bajos no tienen por qué desembocar en mejores políticas. Pero en la volatilidad mixta de crudo y política, menos dinero puede taponar el camino hacia un aumento de la producción.Por Edward Hadas

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