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El foco
Columna
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La última foto de la banca

La crisis ha obligado a los grupos bancarios a dedicar casi el 80% del margen de explotación a provisionar las pérdidas. El autor se centra en los rasgos más sobresalientes y preocupantes del sector .

Joaquin Maudos

El año 2011 pasará a la historia por el impacto que la crisis ha tenido en el sector bancario español, entrando en pérdidas en el negocio doméstico por primera vez desde 1970, año a partir del cual el Banco de España ofrece información. El impacto se ha dejado sentir en las pérdidas por el deterioro de los activos que ha obligado a dedicar casi el 80% del margen de explotación a provisionar las pérdidas. Además, el cierre en los mercados mayoristas de financiación ha disparado los costes financieros, obligando a la banca a entrar en una guerra por la captación de pasivo.

El análisis del impacto de la crisis en 2011 lo acaba de hacer el Banco de España en su último Informe de estabilidad financiera para los grupos bancarios consolidados (que incluye el negocio de las filiales en el extranjero). La información de la cuenta de resultados de las entidades de depósito españolas no tiene desperdicio y refleja con mucha claridad el impacto de la crisis en los distintos escalones de la cuenta. Permítanme que me centre a continuación en los rasgos más sobresalientes y preocupantes de la foto más reciente del sector bancario español.

El cierre de los mercados mayoristas de financiación ha incrementado un 28,5% los costes financieros por unidad de activo, con una caída del 5,9% del margen de intereses. La guerra del pasivo ha pasado factura, a pesar de la penalización en términos de la mayor prima a pagar por las entidades al Fondo de Garantía de Depósitos. Además, los ingresos distintos al cobro de interés también han caído (un 11% como porcentaje del activo), siendo la caída especialmente intensa (36%) en los resultados por operaciones financieras.

A pesar del esfuerzo por reducir costes, los 44.000 millones de euros que ha sido necesario destinar a provisionar las pérdidas por deterioro de activos (29.378 millones de euros en activos financieros y 11.175 millones en activos distintos a créditos como los adjudicados) ha hundido la rentabilidad, con una caída del 60% en el resultado del ejercicio.

Una comparativa de la cuenta de resultados de los grupos consolidados con la de los estados individuales (que no incluye a las filiales en el extranjero) muestra claramente cómo es el negocio doméstico el causante de la caída de la rentabilidad. Hasta tal punto que desde que el Banco de España ofrece información, 2011 es el único en el que el beneficio antes de impuestos de las entidades de depósito españolas es negativo. Así, la reducción del margen financiero ha sido mayor (un 17,4% frente al 5,9% comentado anteriormente), representando el total de saneamientos el 110% del margen antes de provisiones, lo que ha situado en pérdidas al sector bancario español (con 2.822 millones de pérdidas antes de impuesto) que han sido compensadas con créditos fiscales para así lavar la cara con un resultado del ejercicio positivo de 82 millones de euros. Por tanto, es la aportación del negocio fuera de España de los grandes bancos españoles lo que explica la enorme diferencia de resultados entre los estados consolidados e individuales y lo que muestra las enormes diferencias entre entidades en lo que a salud se refiere.

El FMI nos ha recordado precisamente en su último informe las desigualdades entre entidades que existen en el sector bancario español. Así, frente a las fortalezas de los grandes bancos geográficamente diversificados, señala que hay 10 entidades que presentan vulnerabilidades, siendo necesario que refuercen sus balances y mejoren su gestión y gobierno corporativo. Por tanto, los problemas están acotados y no son generalizables a todo el sector, algo que deberían de valorar los mercados cuando penalizan injustamente a algunas entidades a la hora de colocar deuda en los mercados.

¿Y qué nos puede deparar 2012? Desgraciadamente, las previsiones macroeconómicas no son nada halagüeñas, con una estimación de caída del PIB del 1,7% y un aumento de la tasa de paro por encima del 24%. En este contexto, y con un euríbor a la baja, la cuenta de resultados va a experimentar una nueva embestida en 2012, siendo un elemento de enorme presión tanto el saneamiento a realizar para cumplir con los 53.900 millones de euros exigidos en la actividad relacionada con la promoción inmobiliaria, como el asociado al aumento de la morosidad. En el primer caso, el elemento de preocupación está en la parte que hay que dotar con cargo a resultados, y que en algunos casos puede situar en pérdidas a algunas entidades.

El Banco de España nos recuerda, en el mencionado informe, que el saneamiento exigido supone un aumento tan importante en la cobertura de los activos problemáticos (del 29% al 53% de media) que sería suficiente para absorber las pérdidas de la caída del valor de esos activos de hasta el 56% en viviendas terminadas, del 82% en promociones en curso y del 87% en suelo. Sin embargo, los mercados discrepan de esa valoración, como demuestran algunos informes difundidos en los últimos días por instituciones como Goldman Sachs o Société Générale o economistas como Roubini.

Un dato de interés que aporta el informe del Banco de España es la magnitud de los activos problemáticos relacionados con la construcción y promoción inmobiliaria, ya que ha aumentado en 9.000 millones de euros en solo seis meses (de junio a diciembre de 2011), hasta alcanzar un máximo de 185.000 millones de euros, lo que es una muestra más de la velocidad a la que se deterioran esos activos. La clave para valorar si el saneamiento exigido es suficiente para absorber todas las pérdidas está en el recorrido a la baja en el precio de los activos inmobiliarios, que hasta la fecha ha caído mucho menos de lo que lo ha hecho en otros países también afectados de burbujas inmobiliarias (como Estados Unidos, Irlanda, etc.).

Finalmente, la historia y los análisis demuestran que el principal determinante de la morosidad es el ciclo económico, por lo que la tasa de morosidad y el volumen de activos problemáticos seguirán subiendo en 2012, y no solo en construcción y promoción inmobiliaria (que representan el 20% del crédito total y cuya cobertura va a aumentar sustancialmente con el saneamiento exigido), sino también en el 80% del crédito restante a pymes, compra de vivienda, etc. A ello contribuirán sin duda las refinanciaciones que hasta ahora han tenido lugar para, en palabras del FMI, "enmascarar" la morosidad, especialmente en el sector inmobiliario, cuyo stock vivo de crédito solo ha caído un 8,1% desde su valor máximo.

Joaquín Maudos. Catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia e investigador del Ivie

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