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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Turbulencias aéreas aquí y allá

La decisión de AMR, matriz de American Airlines (AA), de acogerse al Capítulo 11 en EE UU busca "conseguir una estructura de costes y deuda más competitiva" para asegurar la viabilidad a largo plazo. Tiene todo el sentido en un marco legislativo en el que, muy lejos de lo que pasa en España, esa especie de suspensión de pagos da oxígeno para que las empresas arreglen sus cuentas y vuelvan a despegar. De hecho, AA ya ha anunciado que sigue con todas sus operaciones, incluidas las de su alianza OneWorld con IAG (Iberia y British Airways), que ha reaccionado mostrando su "confianza en el futuro" de su socia. La Bolsa, sin embargo, le infligió ayer un duro castigo y la empresa perdió el 84% de su valor.

AA, la única grande que no se sometió a la reestructuración del sector tras el 11-S, era líder en 2008, al principio de la actual crisis económica, pero se quedó fuera de las fusiones y hoy ocupa el tercer puesto tras los grupos Delta/Northwest y United/Continental. Sin beneficios hace años, su gran problema es la presión de los costes de la deuda, como en la mayoría de las empresas, pero sobre todo los laborales, lo que anuncia un fuerte ajuste entre sus casi 80.000 trabajadores. En España, los pilotos de Iberia, que de nuevo tensan la cuerda con la amenaza de huelga en Navidad, deberían tomar buena nota de cómo el sector está abocado a retos sin precedentes.

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