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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El sector aéreo busca su estabilización

Las compañías aéreas perderán este año 7.560 millones de euros y las previsiones son que para el próximo los números rojos se reduzcan a la mitad. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) -que aglutina más del 90% de la oferta mundial- valoró ayer positivamente esta evolución. Supone, ciertamente, una mejora considerable, aunque evidencia que la crisis sigue instalada en el sector. De hecho, las compañías han revisado a la baja las estimaciones que barajaban hace tres meses cuando consideraban que las pérdidas de 2010 serían inferiores en 1.200 millones a las anunciadas ayer.

El encarecimiento del petróleo, que según la IATA se pagará a 75 dólares el barril durante el próximo año, explica en parte el aumento de las pérdidas esperadas. Pero aunque el combustible es un factor sensible en el negocio de la aviación, el problema sigue siendo otro: la rentabilidad por pasajero ha caído este 2009 un 12% y se prevé que continúe reduciéndose. Esto explica que a pesar de que en 2010 volarán 2.300 millones de personas por todo el mundo -las mismas que en 2007 y un 4,5% más que en 2009- los ingresos que obtendrán las compañías serán menores en casi 40.000 millones de euros a las de hace dos años.

Por tanto, la recesión simplemente se ha limitado a agudizar un problema que el sector viene arrastrando hace años. Giovanni Bisignani, director general de IATA, desveló ayer que en la primera década del siglo XXI las compañías sumaron pérdidas por valor de 33.800 millones de euros, unos 3.300 millones cada año. Los atentados del 11-S y sus consecuencias -subidas vertiginosas del petróleo por las guerras de Irak y Afganistán- explican en parte los resultados. Aunque no en su totalidad.

La incursión de las low cost ha provocado un efecto mucho más demoledor que todos estos acontecimientos. El reducido precio de los billetes de estas aerolíneas ha obligado a las tradicionales a bajar los suyos, mermando su rentabilidad. Y aunque han respondido reduciendo costes, el margen de mejora por esta vía empieza a agotarse. La pelea por ganar en eficiencia, aumentando la ocupación de los aviones, es el gran reto de la próxima década, lo que explica la necesidad de reducir la oferta actual mediante fusiones de compañías. Así pues, por complicadas que sean estas operaciones corporativas, son irrenunciables; de hecho, sólo en 2009 han desaparecido 14 aerolíneas en el mundo.

La aparición combativa de la competencia de las low cost ha puesto en evidencia, por tanto, a las compañías tradicionales. Buena parte de las de bajo coste tienen buenos resultados, lo que significa que su modelo de negocio está para quedarse. En tal caso, las tradicionales deberán comenzar a parecerse a marchas forzadas a sus competidores, primero en el radio corto y posteriormente en todo el mercado, si no quieren desaparecer lentamente.

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