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Columna
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¿Se repite la historia?

Debo admitir que en las dos últimas semanas los datos económicos en Estados Unidos confirman la aceleración del crecimiento, frente a la previsión inicial de moderación en la última parte del año. La economía norteamericana estaría creciendo (hablo en presente: aún no hemos acabado el trimestre; tampoco el año) a ritmos del 3,0%/3,5% para un ejercicio donde el crecimiento será cercano al 2,5%.

Si antes he reconocido que los recientes datos económicos sorprenden al alza, también debo ser sincero al admitir que hay excepciones. Y demasiado significativas como para no entender la cautela de la Fed. Por un lado, excepciones referidas a la construcción. Fue especialmente inquietante el nuevo descenso de los permisos de construcción en noviembre o el deterioro que se observa en los datos de aplicaciones hipotecarias semanales. En este último caso correlacionado con el repunte de los tipos de interés a plazo, más de medio punto en lo que llevamos de diciembre. Pero, además, la mejora en la actividad no se está reflejando de forma clara en el mercado de trabajo. Si los datos de creación de empleo en noviembre defraudaron, las primeras encuestas de confianza empresarial en diciembre apuntan incluso a nuevas pérdidas de empleo. Son solo encuestas, es cierto. Pero contrastan demasiado con el resto de los datos económicos positivos como para ser obviadas. Imagino que la Fed ha pensado lo mismo.

Probablemente todo lo anterior no les supone ninguna sorpresa. Cualquiera que siga un poco los datos que se publican periódicamente sobre la economía norteamericana llegará a las mismas conclusiones. Además, el reciente acuerdo para prorrogar los recortes fiscales de la etapa Bush (ampliándolos a corto plazo con otras medidas) obliga a elevar las previsiones de crecimiento para 2011-2012 entre 0,3/0,5 puntos cada año. ¿Explica esto la reciente subida de los tipos de interés de la deuda a plazo? La rentabilidad del treasury a 10 años ha repuntado hasta niveles del 3,5%, un punto por encima de los tipos mínimos del año hace tan solo dos meses. ¿Una subida aceptable considerando los bajos tipos de interés? Es un repunte de tipos del 40%. Y especialmente significativa cuando se produce simultáneamente a las compras diarias de deuda por la Fed de entre 7.000-8.000 millones de dólares. O si la contemplamos en términos de la estabilidad de la inflación, cerca de niveles mínimos de los últimos 60 años en el caso del índice subyacente.

¿Demasiado complicado? ¿Me permiten que lo haga aún más? Hay un dato reciente que ha pasado desapercibido, pese a su importancia. Me refiero al tamaño del déficit por cuenta corriente durante el tercer trimestre. Nada menos que ha alcanzado un 4% del PIB en cifra anualizada, la mayor tasa desde finales de 2008. Viéndolo en perspectiva significaría que el sector exterior ha drenado más de dos puntos de crecimiento y que la economía norteamericana necesita financiación exterior por una cifra superior a los 500.000 millones de dólares al año.

¿Volvemos a los problemas de siempre? Exceso de deuda y elevado desequilibrio exterior. Entenderán la preocupación de las autoridades norteamericanas sobre las rigideces de tipo de cambio en algunos países. ¿Puede resurgir el proteccionismo? Este es un temor que todos tenemos. Pero también comprenderán la inquietud a nivel mundial sobre el continuo crecimiento del endeudamiento norteamericano, en un mundo que ha descubierto el peligro del riesgo soberano en los países desarrollados. La reciente advertencia de Moody's sobre un potencial cambio de outlook para la deuda pública norteamericana, aunque poco creíble, tampoco debe ser obviada.

El Gobierno coreano ya ha adelantado que el próximo G-20 estará centrado en las medidas de inyección cuantitativa de la Fed. Por el momento más psicológicas que reales, puesto que el balance de la autoridad monetaria norteamericana se mantiene relativamente estable en 2,3 billones de dólares. Del mismo modo, las autoridades norteamericanas probablemente utilizan la reunión para pedir una mayor flexibilidad de tipos de cambio y mayor dinamismo en la demanda interna de los países con superávit en sus balanzas exteriores. Alemania y China entre otros.

Las autoridades alemanas se reafirmarán en su petición de planes claros de ajuste fiscal en países donde el deterioro de las finanzas públicas ha ido demasiado lejos. Como algunos países europeos, Japón y EE UU. Las autoridades chinas, mientras tanto, pedirán tiempo para seguir con su proceso de transformación económica. Japón probablemente intentará que la divisa, su moneda, no sea discutida en el foro.

José Luis Martínez Campuzano. Estratega de Citi en España

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