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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La rentabilidad viaja a los países emergentes

La recuperación de las economías desarrolladas no termina de afianzarse. Y eso se nota, y mucho, en el ánimo de los inversores. El jarro de agua fría que la Fed arrojó esta semana sobre la economía estadounidense desinfló las expectativas sobre el ritmo de crecimiento de la actividad del país, lastrando las Bolsas de las plazas del primer mundo. Cierto que Alemania sorprendía el viernes con un crecimiento trimestral del 2,2% en el segundo cuarto del año, cuando los expertos se conformaban con el 1,5%. También Francia, Holanda, en incluso, Gran Bretaña publicaron datos mejores que los del primer trimestre. Sin embargo, y a pesar de estos síntomas de mejoría, la evidencia es que el conjunto de los países pudientes padecen un crecimiento raquítico, especialmente si se compara con el que están disfrutando la mayoría de países emergentes.

La desconfianza en la zona rica quedó patente el mismo viernes, pues a pesar de los buenos datos de la contabilidad de las principales potencias europeas, los índices apenas aguantaron en verde unas cuantas horas. El temor a una recaída económica apagó el efímero optimismo y sumió las Bolsas europeas en pérdidas. En este contexto, es lógico que los ahorradores empiecen a mirar hacia otras regiones, con crecimientos del PIB dos y tres veces superiores a los zonas desarrolladas. Es un poderoso imán para los más ávidos de rentabilidad, pero incluso es un argumento muy sólido para aquellos con aversión al riesgo que están cansados de la alta volatilidad de los índices europeos o estadounidenses.

Además, la gama de ofertas ligadas a las economías emergentes está ampliándose y ya no se circunscribe a apuestas por los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), más conocidos para una buena parte de los inversores. Muchos otros estados, a lo largo de todo el planeta, están ganando atractivo por su sólido comportamiento ante la crisis. Entre los valores más seguros los expertos señalan por su fuerte potencial de crecimiento Turquía o Corea del Sur, pero también Oriente Próximo -donde el alto poder adquisitivo de una parte de la población está sustentando un consumo interno sostenible-, Hong Kong, Sudáfrica, México o Taiwán.

Sin embargo, el abanico es más amplio y acoge zonas inexistentes en el argot inversor de hace unos años. Países de América Latina, África o de la antigua esfera soviética mantienen crecimientos cercanos al 5%, muy superiores a las perspectivas de los países desarrollados. Y todos ellos ofrecen oportunidades para los ahorradores más curiosos con cierta tendencia al exotismo. Sus atractivos radican en una población joven ansiosa por ganar poder adquisitivo; recursos de materias primas que aportan un flujo sostenido de divisas a sus economías, un bajo endeudamiento y un gran déficit de infraestructuras que augura fuertes inversiones en obras públicas.

El vigor de estos países no ha pasado desapercibido a los grandes gestores de inversión colectiva, especialmente en estos momentos de escasa rentabilidad y fuerte volatilidad en mercados más maduros. Lo que explica la oferta variada de fondos de inversión referenciados a muchas de estas zonas a disposición del inversor minorista, la mayoría de ellos con excelentes rendimientos acumulados, generalmente por encima de los dos dígitos.

Y para aquellos más autodidactas que prefieren confeccionarse su propia cartera, CincoDías aporta hoy algunos de los valores más interesantes de los mercados de renta variable emergente. Como sectores, los expertos recomiendan y el sentido común dicta, los más seguros como energía, construcción, infraestructuras o telecomunicaciones por la necesidad de desarrollo que impulsa el crecimiento en estas regiones.

Pero el riesgo sigue siendo alto en estos mercados, atenazados por conflictos políticos -muchos de estos países carecen de democracia- y sociales por sus altos niveles de pobreza y desigualdad social. Además, las estadísticas no son tan rigurosas como en Occidente por lo que sus datos tienen una validez relativa. Por tanto, es imprescindible agudizar la prudencia si se opta por desviar parte de los ahorros hacia estas inversiones.

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