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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Renovar siempre la apuesta por la innovación

Un año más, y ya es el cuarto, CincoDías entrega los galardones con los que quiere reconocer los mejores proyectos, acciones e iniciativas puestos en marcha en España en el campo de la innovación empresarial. En la edición de este año, cuyo acto de entrega cuenta hoy con la presencia de la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, han sido premiadas tres compañías elegidas de entre más de un centenar de candidaturas. Danone (premio en la modalidad de responsabilidad social empresarial, RSE, por su torneo internacional de fútbol alevín mixto, Danone Nations Cup), el grupo Matarromera (premio en la modalidad de nuevas tecnologías por el desarrollo de Emina Zer0.0, primer vino sin alcohol de alta gama) y Ecopapel (premio en la modalidad de acción empresarial ligada a la universidad, por su proyecto de investigación conjunta con la Universidad de Córdoba para producir pasta de celulosa a partir de residuos agrícolas) son una muestra destacada y palpable del importante potencial con que cuenta el tejido empresarial español en el ámbito de la investigación, el desarrollo y la innovación.

Buena parte de ese potencial se debe al esfuerzo de inversión pública y privada que España ha realizado en los últimos años en esta materia. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan que desde 1994 el gasto en I+D ha experimentado un crecimiento constante, solo interrumpido por el estallido de la crisis financiera y económica. Una tormenta cuyos primeros efectos se han hecho sentir, como es lógico, en la inversión empresarial, que en 2009 descendió por primera vez en un periodo de 15 años -lo hizo en algo más de un 6%-, al tiempo que se reducía casi un 10% el número de empresas que llevan a cabo actividad de I+D.

Pese a ello, sería ingenuo pensar que la financiación constituye la única china en el zapato de la industria de I+D+i en España. De ser así, esta habría crecido a un ritmo exponencial durante el tiempo en el que el grifo de la financiación -pública y privada- manaba sin dificultades y el mercado respondía rápidamente a las iniciativas empresariales. Como recuerda el último informe sobre tecnología e innovación elaborado por Cotec, esa ecuación está muy lejos de ser cierta. Por el contrario, los esfuerzos realizados por las empresas en esta materia a lo largo de los últimos años se han visto obstaculizados por una serie de severos obstáculos, algunos de ellos de naturaleza puramente estructural. Es el caso de las deficiencias del sistema educativo español, no solo desarrollado sino tozudamente reformado a espaldas del mercado laboral, y que continúa centrado únicamente en la transmisión de conocimientos al tiempo que descuida la enseñanza de habilidades. A ello habría que sumar la escasa implantación con que cuenta el espíritu emprendedor en la sociedad española, donde lamentablemente pervive una arraigada tendencia a criminalizar el papel que juega el empresario en el sistema productivo, en vez de destacar su potencial como fuente de desarrollo, de creación de empleo y de riqueza.

Es precisamente en un momento de especial trascendencia y dificultad para España como el actual cuando hay que insistir en la importancia de apostar por la investigación, el desarrollo y la innovación. No en vano, la I+D+i constituye el núcleo del cambio de modelo productivo que precisa la economía española para labrarse un futuro en un mercado global abocado a cambios vertiginosos y en el que la tecnología y la investigación son un pilar de una importancia que resulta difícil sobrestimar. Las dificultades de financiación a que se enfrentan en este momento las empresas, especialmente las pequeñas y medianas, son uno de los obstáculos que tiene que afrontar la innovación en España, pero no el único. Barreras como una legislación que en diversos frentes -por ejemplo, el laboral- sigue actuando como freno y no como estímulo de la actividad en esta materia, la pervivencia de ese modelo educativo fuertemente teórico y escasamente competitivo y la ausencia de fórmulas de financiación adaptadas a las características de riesgo del sector son asignaturas que se pueden resolver hoy con la aplicación inteligente de las nuevas tecnologías y la vista puesta en el mañana.

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