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Tribuna
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El renacimiento nuclear

Puede la energía nuclear volver a renacer a nivel mundial? Numerosos expertos creen que sí. El voraz crecimiento de la demanda de electricidad a nivel mundial, la creciente preocupación acerca de las emisiones de CO2 y el alto nivel de seguridad y competitividad de las centrales actuales hacen de la energía nuclear una alternativa atractiva.

El debate sobre la renovación de la actividad en la central de Garoña no debe abordarse como un hecho aislado ni como un punto más en una agenda electoral que pueda finalmente cumplirse o no en un futuro próximo. La decisión se produce en un momento en el que asistimos a un auténtico renacimiento de la energía nuclear a escala mundial.

Uno de los factores que está impulsando la energía nuclear es la imposibilidad de garantizar el abastecimiento de las energías primarias tradicionales para satisfacer unas necesidades cada vez mayores así como las exigencias derivadas de los incrementos demográficos y la consecuente demanda energética en los países emergentes. Además, las fuentes tradicionales de energía tienen su origen en un limitado número de países con actitudes nacionalistas y situaciones políticas no siempre estables.

El uranio necesario para las plantas nucleares es abundante, las minas están distribuidas en los cinco continentes, las reservas parecen lejos de terminarse y representan un coste relativamente bajo en la producción. Otro factor que contribuye al renacimiento nuclear es la creciente necesidad de construir nuevas centrales de generación de electricidad libres de CO2.

Pese a su buena prensa y creciente implantación, energías alternativas como la eólica, la solar, la biomasa o la proveniente de las olas del mar, constituyen un reducido porcentaje dentro del mix energético mundial. En consecuencia, se puede afirmar que con la tecnología actual, la energía nuclear y la hidroeléctrica constituyen las dos únicas fuentes de energía libres de carbono capaces de producir grandes volúmenes de energía programable a un coste competitivo.

La energía nuclear ha estado relegada a un segundo plano durante cerca de 15 años y ahora se encuentra en un momento de gran madurez. Pero para que pueda satisfacer las crecientes demandas de energía es imprescindible una gestión extremadamente rigurosa de la seguridad. Este punto es de máxima importancia como también lo es que se encarguen de evaluar esta gestión autoridades de seguridad expertas e independientes.

Una vez más, no se trata de un tema puntual ni aislado. El periodo que engloba el estudio, construcción, puesta en marcha y explotación de una central nuclear abarca más de medio siglo, con una inversión relacionada con cifras de varios miles de millones de euros. Con el fin de garantizar que los inversores y las empresas de servicios tengan confianza en estos proyectos a largo plazo, existe una necesidad imperiosa de que todas las autoridades implicadas establezcan un marco regulador sencillo y sostenido.

A pesar de que aún existen grupos sociales contrarios a este tipo de energía, el debate sobre Garoña ha puesto de relieve que se está produciendo un cambio positivo en las actitudes de la opinión pública hacia la energía nuclear. Se trata de un fenómeno generalizado que ocurre también fuera de España y que gana más adeptos en países sensibilizados por problemas de suministro o donde los recursos energéticos son escasos. A esto se añade el firme apoyo de todas las poblaciones en donde actualmente ya hay instaladas plantas nucleares.

Por mencionar algunos datos del marco energético mundial, en España hay ocho reactores nucleares y generamos aproximadamente el 20% de la energía que se consume en el país. Según la Agencia Internacional de la Energía Atómica, Estados Unidos es el líder mundial y cuenta con 104 reactores nucleares en activo, mientras Francia cuenta con 59 centrales y Japón aparece en el tercer lugar con 53. Otros países como China, Rusia o India están apostando fuerte por unirse a la carrera nuclear. Resulta significativo el caso francés, donde han logrado una solución consensuada de largo plazo sobre el uso de energía nuclear y ocupan el liderato mundial con más de un 70% de su electricidad generada a partir del uranio.

A la vista de lo acontecido en Garoña, la pregunta es: ¿cuál es la postura que queremos adoptar en España frente a los retos del aumento de la demanda energética, la garantía del suministro, la sostenibilidad medioambiental y la necesaria competitividad de nuestra economía?

Juan Lozano. Vicepresidente de energía y utilities de Capgemini

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