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Columna
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El proyecto europeo, en juego

Hace sólo dos meses el mundo miraba con incredulidad cómo los jóvenes desempleados en Grecia tomaban las calles, poniendo en apuros al Gobierno y paralizando Atenas. Pero las tensiones políticas y sociales creadas por el desempleo han pasado lentamente a primer plano en Europa. De las huelgas salvajes en Gran Bretaña por el uso legal de mano de obra extranjera a los sindicatos franceses que piden sueldos y protección contra el desempleo, la amenaza de quejas que enciendan las reacciones nacionalistas es muy real.

La globalización está siendo atacada y los movimientos laborales están creciendo. Con la recesión, los trabajadores pierden sus empleos, los beneficios se recortan, los estándares de vida caen y los finales de mes se hacen más duros. Los beneficios de capitalismo son más fáciles de olvidar y el resentimiento popular se extiende más rápido. Esta vez, el enfado puede ser avivado por los Gobiernos europeos que han abogado por ampliar los beneficios del capitalismo gastando miles de millones en rescatar bancos, pero no a los trabajadores. Los manifestantes, más que nunca, se sienten autorizados a tomar las calles.

Unos pocos cientos de trabajadores protestando en el este de Inglaterra o agricultores griegos bloqueando autopistas con sus tractores pueden parecer incidentes aislados. Pero con el desempleo probablemente creciendo al 10% en la mayor parte de Europa el próximo año, el millón de trabajadores franceses que tomaron las calles podría fácilmente convertirse en cinco millones la próxima vez.

Cuando la recesión muerde, la tarea de gestionar un número creciente de quejas no será banal. La tendencia a imitar las protestas -lanzada en el nombre de la solidaridad con los trabajadores- para transformarse en llamadas al proteccionismo en Europa no debe ser subestimado. Hasta ahora Roma ha estado en silencio ante las huelgas en Reino Unido que tienen a los trabajadores italianos en su punto de mira. Pero no es difícil ver la situación de tensión laboral creada en Italia también.

La presión es de los Gobiernos, para apaciguar en lugar de enfrentar a los votantes preocupados por las perspectivas de desempleo. Pero no es una tarea fácil. Elevar las barreras proteccionistas puede ser una solución tentadora. Pero minar el libre movimiento de bienes y servicios podría ser un desafío para el verdadero esquema del proyecto europeo. Gestionar con efectividad estas huelgas antes de que se conviertan rápidamente en algo peor puede ser un reto aún mayor para Europa. Por Constantine Courcoulas

Capitulación Corporativa

El presidente de EE UU, Barack Obama, y miembros clave del legislativo están subiendo el tono de la retórica sobre los préstamos. Dicen ahora que los bancos que reciben fondos de rescate públicos tendrán que conceder más préstamos. Pero un estudio de la Reserva Federal sobre las condiciones de los créditos en EE UU muestra que la demanda de préstamos comerciales ha caído notablemente en los últimos tres meses. Hasta que no revivan las perspectivas de negocio de los prestatarios, persuadir a la banca no ayudará demasiado.El 60% de los emisores de créditos bancarios estadounidenses encuestados por la Fed afirmaron que la demanda de préstamos ha caído en los tres últimos meses -en octubre cayeron un 15%-. Los prestatarios tienen menos necesidad de financiar plantas y equipamientos, inventarios, fusiones y cuentas de clientes por pagar, entre otras cosas. Por supuesto, la contracción de la demanda refleja en parte el hecho de que casi todos los bancos continuaron endureciendo las condiciones de sus préstamos y estimulando el coste de los que dieron, haciéndolos poco disponibles o menos económicos para los clientes.Pero el estudio también muestra que la mella de la recesión se ha instalado de manera más profunda en la economía. Incluso si los esfuerzos por incentivar el consumo -incluyendo los 819.000 millones de dólares propuestos como paquete de estímulo de la economía- son exitosos, puede que durante un tiempo los negocios no necesiten aumentar la capacidad de sus inventarios, o financiarlos. Y otros tipos de prestatarios están en las mismas. Por ejemplo, el mercado inmobiliario también ha visto caer en picado la demanda de préstamos. Esto tiene sentido si los inversores creen que los precios aún están lejos de llegar al punto de equilibrio de mercado.Por supuesto, los bancos no estrecharon sus condiciones de crédito al mismo nivel que mostró el anterior estudio de la Fed. Pero la tendencia es aún de aversión a los riesgos altos. Esto, conjuntamente con la capitulación de muchos prestatarios, al menos de momento, significa que las exhortaciones del Gobierno a los bancos para que presten dinero puede que hagan mucho menos por la economía de lo esperado. Por Dwight Cass

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