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Columna
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Con prisas para una UE a dos velocidades

Francia y Alemania creen que una manera de consolidar la eurozona y evitar futuras crisis es una mayor integración fiscal. Esta es la lección que se extrae de los males de la moneda común.

París y Berlín ya han tomado medidas para reforzar la zona euro dentro de una UE más amplia, con cumbres regulares y un presidente permanente. Consideran consagrar en los tratados de la UE algunas de las reformas que ya han acordado para evitar futuras crisis fiscales. No necesitan irá más allá por ahora. Las discusiones sobre una unión dentro de la Unión son innecesariamente antagónicas a los miembros que no pertenecen al euro, mientras que la Comisión Europea, cuyo trabajo es velar por el mercado único, se resiente de una posible pérdida de competencias.

Ya está emergiendo una Europa a dos velocidades. No hay necesidad de acelerar: Italia ha generado una sensación de muerte inminente. Estas situaciones no son el mejor momento para decidir sobre cambios institucionales a largo plazo. La forma en la que tanto Nicolas Sarkozy como Angela Merkel han hablado sobre una eurozona más estrecha ya ha supuesto un lío. El primer ministro británico, David Cameron, ha amenazado con solicitar la devolución de algunas de las competencias de la Comisión. Los miembros que no pertenecen al euro aún candidatos a la Unión Monetaria temen que el cambio retrasará su entrada. Y preocupa también la posibilidad de que reforzar la eurozona suponga una posible reducción, si algunos de los países más débiles se muestran incapaces o no están dispuestos a acatar sus normas reforzadas. Los temores de la Comisión sobre el futuro del mercado único son legítimos. Una cosa es que Francia y Alemania deseen normas que impidan la irresponsabilidad fiscal dentro de la eurozona y presionar para políticas económicas e impositivas que reduzcan la disparidad entre núcleo y periferia. Otra cosa sería diseñar reglas que excluyan a los miembros que no pertenecen al euro o forzar el cambio sobre el mercado único. Para la eurozona, el cambio podría resultar contraproducente.

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