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Columna
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¿Es posible salir de la crisis?

Han transcurrido tres años desde que apareció la crisis en España, pero el final no se ve. Solo si se conocen las causas que la originaron podrán adoptarse las medidas eficaces para combatirla. Es cierto que hubo una crisis mundial, que tuvo repercusión en España, pero nosotros tuvimos nuestra propia crisis derivada del monocultivo del ladrillo y ha sido tan fuerte que aún no hemos salido de ella.

El Gobierno se equivocó en su diagnóstico y pensó que era una crisis de demanda y adoptó un conjunto de medidas de tales dimensiones que nuestro superávit, que era relativamente importante, se transformó en un déficit de 11,2% del PIB a finales del año 2009. Debido a la advertencia de la Comisión Europea, ya que se había sobrepasado el déficit máximo en 8,1 puntos de PIB, el Gobierno aprobó un plan de ajuste presupuestario para que en 2013 el déficit público no rebasara el 3% del PIB.

A mi juicio, sin que se concreten las medidas adoptadas, específicamente las partidas presupuestarias que van a ser objeto de reducción y cuantía en cada año, la previsión de que el déficit no rebasará en 2013 el 3% del PIB hay que ponerla en duda. Se trata de una rebaja drástica para una economía con débil crecimiento.

El problema que se presenta es si la reducción del gasto público prevista por el Gobierno para sanear las cuentas públicas comporta o no efectos negativos sobre el propio proceso de crecimiento a corto plazo.

Se trata de un tema muy debatido que en definitiva hay que centrarlo en si los mercados, a la hora de fijar los diferenciales de interés para las deudas soberanas, se fijan más en la cuantía del déficit y de la deuda o en la propia evolución de la tasa de crecimiento económico.

Sin perjuicio de lo que hemos dicho sobre el déficit y la necesidad de reducirlo como ha ordenado la Comisión Europea, creo que el principal problema que tiene España en estos momentos es cómo recuperar el crecimiento. Y aunque a tal fin se encamina la reducción del déficit, es evidente que por sí sola no es suficiente.

El aumento de la productividad de la economía española es el factor condicionante para nuestra salida de la crisis. El premio Nobel de Economía Paul Krugman dijo hace tres años que si España no apuesta de manera firme por aumentar su productividad, puede tardar 15 años en superar la situación en que se encuentra.

Sustituir la aportación de la construcción al PIB solo es posible si se exportan bienes y servicios de otros sectores, lo que requiere que su producción sea competitiva con la de otros países; lo que no es posible a causa de nuestra baja productividad. Por otra parte, nuestro nivel salarial no permite exportar bienes y servicios de poco valor añadido en competencia con los países emergentes, por lo que hemos de cambiar nuestra estructura productiva a bienes de alto valor añadido, con reformas estructurales.

España tendrá que adoptar un modelo de desarrollo competitivo con los países de la UE, con EE UU y con Japón. Pero el cambio de modelo productivo no se hace por decreto sino por la mejora en la gestión de los factores que incrementan la productividad, que pondrá de manifiesto la eficiencia en el uso de los factores de producción, tanto de capital humano como de capital tecnológico y de capital físico, así como por una mejora en la regulación de los mercados.

José Barea. Catedrático emérito de la UAM

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