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Columna
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Un plan fiscal que olvida la realidad

La táctica fiscal del presidente de EE UU, Barack Obama, es peligrosa. Quiere que los impuestos suban para las familias y pequeños negocios que ganen más de 250.000 dólares al año. Pero la economía parece ahora más débil que a finales de 2010, cuando aceptó que los más ricos pagasen menos impuestos. Si sus inversiones se desaceleran, también lo hará la creación de empleo.

La propuesta del presidente se sostiene en su postura de 2008: dejar los impuestos bajos para las clases medias mientras suben para los ricos. En este caso, las tasas en los dos principales tramos fiscales crecerían en un par de puntos porcentuales. Sus inversiones también serían gravadas con tasas más altas. El Tesoro estima que la medida reportaría 56.000 millones de dólares extra en ingresos para 2013.

Sin embargo, la iniciativa no tiene gran incidencia en el déficit. Su efecto en la economía, en cambio, puede ser más profundo. En los cuatro trimestres anteriores, el PIB real ha crecido un 2%. Sin esos 56.000 millones, habría sido del 1,6%. La subida de los impuestos afectados podría asfixiar a la inversión y el ahorro. Así se corre el riesgo de ralentizar el empleo en el sector privado y el crecimiento del crédito, dos elementos clave para una recuperación firme.

La lógica de Obama es confusa. A finales de 2010, acordó extender dos años los impuestos bajos en estos dos tramos. Entonces, el PIB había crecido un 3,5% en el año anterior, mucho más que desde principios de 2011. En los cuatro meses anteriores a la extensión de los recortes fiscales, se habían añadido una media de 143.000 empleos del sector privado. Desde el mes de marzo, el dato ha sido de 105.000.

Si había alguna duda sobre los efectos de las subidas de impuestos en 2010, esas dudas deberían aumentar ahora. Y los impuestos sobre la inversión ya crecen por otras iniciativas, incluyendo la reforma sanitaria. El presidente debe tener sus razones políticas para este compromiso fiscal, pero no tiene en cuenta la frágil economía de EE UU.

Por Daniel Indiviglio

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