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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El paro sigue exigiendo soluciones

Indudablemente, el ritmo de destrucción de empleo se está frenando si se compara con el comportamiento del mercado laboral de hace un año. La afiliación a la Seguridad Social aumentó en marzo en 22.457 personas frente a un descenso de 54.000 de un año antes, y los Servicios Públicos de Empleo inscribieron 36.000 nuevos parados, tan sólo un tercio de los registrados el mismo mes del pasado año. Bien es cierto que los datos desestacionalizados (corregidos de las variaciones del calendario) son menos optimistas: el paro aumenta en 59.300 personas y la afiliación desciende en 34.600. Se desprende de los datos, sin duda, que la actividad está más cerca de la estabilización hoy que en el primer trimestre de 2009, cuando se produjeron, probablemente, los momentos más duros de esta recesión. Sorprende, aunque tenga un valor testimonial por la calidad limitada del registro de paro, que por primera vez en muchos meses la construcción sea el único sector donde se reduce el desempleo. De hecho, los cotizantes a la Seguridad Social en tal sector descendieron en casi 22.000 personas en términos desestacionalizados en marzo.

La Semana Santa ha influido notablemente en las cifras del mes, como se desprende del excelente comportamiento de la hostelería, que concentra la mayoría del empleo creado. El resto de los sectores siguen sangrando, y aunque sea a un ritmo menor que en el pasado, no es una buena noticia. Cabe, pues, poco margen para la esperanza. Probablemente lo más grave de la crisis haya pasado, pero no se justifican las lecturas positivas de los datos, por comedidas que sean, mientras la economía siga destruyendo empleo. El optimismo debe reservarse hasta que la actividad sea suficientemente dinámica para generar los puestos de trabajo que precisan los más de cuatro millones de parados apuntados hoy en las oficinas del antiguo Inem.

Las declaraciones del secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, calificando marzo de buen mes, no son de mucho consuelo para los millones de desempleados. Máxime cuando el Gobierno no se decide a adoptar medidas que flexibilicen las relaciones laborales. Es cierto que los empleos se crean sólo si la actividad mejora, pero es un pobre argumento para no introducir cambios imprescindibles en la normativa laboral. Sólo el Gobierno, apoyado por los sindicatos, niega la necesidad de reformas que aconsejan organismos internacionales, el propio Banco de España y numerosos expertos. Todo apunta a que el proceso de diálogo social actualmente en marcha será incapaz de engendrar un pacto que revitalice el mercado laboral. Más bien se reducirá a unas medidas necesarias, pero insuficientes, entre las que se puede incluir una reducción de las cotizaciones sociales. Pero para esto, se podría haber utilizado el BOE hace ya más de un año.

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