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Columna
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La normalidad se le escapa a Trichet

Pobre Jean-Claude Trichet, el presidente del Banco Central Europeo, que un día se encontró asimismo en un mundo donde nada era normal. Los países tenían déficits descomunales y los bancos estaban sin dinero. Y él se quejaba de que la única manera de gobernar todo este lío era con una única brújula: los tipos de interés.

Trichet se ha sentido relativamente obligado a mantener los tipos de interés del BCE por debajo de lo que él considera -a pesar de que los banqueros centrales de Japón y de Estados Unidos, los tengan a cero- y a proporcionar a los bancos con la "adjudicación plena" de dinero lo que demandaban en este nuevo mundo anormal. Pero él está deseando salir de esta locura y volver a la cordura. Además, algunos de sus colegas del BCE, en particular Alemania, le urgen a acelerar el retorno a la normalidad.

Trichet ve una buena señal en la reciente reducción de la demanda de liquidez al BCE. Igualmente, las tasas de interés a corto plazo de la zona se han elevado recientemente, lo que podría sugerir que los bancos están buscando fondos los unos de los otros.

Pero los bancos irlandeses han tenido que ser rescatados esta semana y las compras excepcionales por parte del BCE de deuda soberana de la zona euro han saltado a 1.400 millones, el nivel más alto desde junio: la normalidad no llega...

La cuestión sigue siendo cómo Trichet y el BCE dilucidarán el gran dilema de elegir entre la moneda y la recuperación.

La Fed y el Banco de Inglaterra sienten el mismo pánico, pero parecen tener menos problemas. Ambos se preocupan por la debilidad económica y están tentados por una segunda ronda de expansión monetaria cuantitativa.

Nuevas medidas de esta índole reducirían los tasas en los mercados monetarios de EE UU y del Reino Unido; incluso así, los tasas de riesgo presionarían al alza en la zona cuando Trichet se empeñe en abandonar las medidas excepcionales. El euro ya está alto, en 1,39 dólares, -pese a estar todavía un 3% por debajo de enero-, y podría seguir subiendo, perjudicando la competitividad, las exportaciones y el crecimiento de la zona euro.

Trichet y algunos de sus colegas son reacios a seguir viajando por este nuevo y extraño mundo de países rotos y bancos en problemas. Su vacilación podría costar muy caro a la zona euro.

Ian Campbell

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