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Tribuna
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Muchas gracias, Steve Jobs

Para aquellos que llevamos algunas décadas dedicados a esto de las tecnologías de la información, el reciente fallecimiento de Steve Jobs es sin duda una de las peores noticias del momento, ya que perdemos a una de las referencias más significativas del ingenio empresarial.

Es evidente que no se puede comparar esta noticia con las recibidas en relación con las continuas presiones sobre la deuda soberana o con la debilidad del sector financiero en tal o cual país. Pero si reflexionamos un poco, debemos decir que sin personas como Steve Jobs al frente de las empresas más importantes del mundo la tan deseada salida de la crisis se hace más cuesta arriba. Con ello no quiero desmerecer anticipadamente el trabajo de sus sucesores. Simplemente creo que, en estos momentos, el talento de Steve era más necesario que nunca y no solo por su contribución al sector tecnológico, sino también por su influencia ejemplarizante, al ser modelo de empresario para una infinidad de directivos. Basta con observar el dinamismo que tienen casi todos los mercados en los que compiten los productos Apple para darse cuenta de que una política impecable de innovación continua, incluso en sectores tan maduros como el de la telefonía móvil, puede crear una dinámica positiva y atractiva desde un punto de vista meramente económico (ingresos crecientes, revalorización accionarial). Tanto es así que en plena crisis los españoles renovamos nuestro teléfono móvil cada 18 meses, ¡casi como si fuera un bien de primera necesidad! Es seguro que sin la aparición del iPhone y la revolución que ha provocado en el segmento de los teléfonos inteligentes no se habría dado este fenómeno, o al menos no habría sucedido con la misma intensidad.

Si echamos un vistazo al mercado de los tablets, obtenemos un panorama similar. El concepto del tablet puede tener una antigüedad de unos 10 años, pero nadie había encontrado el punto necesario para hacerlo verdaderamente atractivo y convertirlo en el referente del acceso a internet en movilidad. Hoy el iPad no solo está derrotando claramente al netbook (cuya explosión vivimos hace menos de tres años), sino que amenaza de muerte al portátil tradicional… Y lo que es más admirable: lo está haciendo prácticamente en todos los ámbitos, tanto a nivel particular como profesional y ahora parecen empeñados en el ámbito educativo, y seguro que lo van a lograr.

No quiero que este artículo se dedique a glosar los éxitos que ha protagonizado Apple en los últimos años bajo la batuta de Steve Jobs, puesto que sobre ello se ha escrito y se escribirá profusamente estos días. Lo que me gustaría destacar de este periplo es que Steve y su equipo han conseguido aquello que para muchos de los que trabajamos en este sector parecía imposible: conseguir que un porcentaje elevado de los usuarios de tus productos sean auténticos apóstoles, fans incondicionales de algo tan denostado como la tecnología.

Hace unos años, cuando te manifestabas en cualquier ámbito declarándote informático de profesión, era como una invitación a que todo el mundo te explicara sus penas con la tecnología: cómo se cuelga la red, los pantallazos azules de nuestros ordenadores Windows, las dificultades para utilizarlos, lo lentos que son arrancando y parando… tanto si eran niños o adultos, hombre o mujeres. Todas estas penas se acompañaban, por supuesto, de una invitación a casa o donde fuera para que pudieras ver el sufrimiento en vivo y en directo.

Apple, Steve Jobs y su equipo acabaron con todo ello de un plumazo. Lo hicieron a través de productos con un diseño y calidad sin parangón y con un nivel de fidelización de los clientes que se está manteniendo a lo largo del tiempo.

Sin duda, Steve y su legado es para el mundo empresarial y especialmente para nuestro sector un magnífico reto que debe impulsar nuestra capacidad de mejora e innovación. Debemos ponernos como objetivo alcanzar o superar los niveles que han hecho y hacen de Apple una empresa modelo y en especial los aspectos que facilitan la adopción de nuestros productos por los usuarios, considerando la satisfacción del cliente como el primer objetivo. O lo hacemos o no podremos competir porque el cliente simplemente no los aceptará. La vida es muchas veces insuficiente cuando se trata de personas extraordinarias que en un tiempo limitado hacen grandes aportaciones en beneficio de la sociedad. Lo ha sido para Steve Jobs. Gracias Steve, tu ejemplo seguirá con nosotros.

Juan Antonio Fernández Benito. Director General de UNIT4 Ibérica

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