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Tribuna
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Medidas para salir a flote

Entre vaivén y vaivén de la tormenta financiera de agosto, el Consejo extraordinario de Ministros del viernes tuvo que afrontar dos grandes necesidades. La primera, asegurar la consolidación fiscal en los plazos previstos, y la segunda contribuir a la recuperación económica. La primera se puede interpretar como un guiño y un agradecimiento al BCE por el apoyo que le prestó comprando grandes volúmenes de deuda española en el cenit de la crisis financiera de la primera semana de agosto. Pero es, sobre todo, una urgencia ante el desasosiego actual de los mercados financieros. La segunda necesidad se justifica por sí sola si tenemos en cuenta el alto nivel de desempleo de nuestra economía y las malas perspectivas de crecimiento en todo el mundo occidental.

En lo que se refiere a la primera urgencia, el gobierno adoptó dos medidas que, aunque anticipadas desde hace ya varios días, no dejan de ser relevantes. Una consiste en aumentar los ingresos adelantando el pago del impuesto sobre beneficios que deben hacer las empresas más grandes, aquellas cuya facturación sobrepasa los 20 millones de euros. Afecta al 0,5% de las sociedades españolas que obtienen beneficios. El avance de los pagos empresariales aportará unos 2.400 millones de euros en este año, y otros 400 millones el año que viene y el siguiente. La otra medida pretende reducir gastos farmacéuticos obligando a los médicos a recetar medicamentos por principio activo y no por marca comercial. Por esta vía, el gobierno espera ahorrar unos 2.400 millones de euros en las partidas de sanidad.

Es muy probable que las medidas referentes al gasto farmacéutico alcancen el beneplácito de los demás partidos políticos -o por lo menos consigan una amplia mayoría en el Parlamento- y se consoliden dentro de un futuro marco de financiación de la Sanidad en España. Las medidas que avanzan el cobro del impuesto de sociedades encontrarán mayor oposición en algunos grupos parlamentarios, pero se aprobarán al formar parte inseparable del paquete de medidas de ajuste, durando lo que tarde en modificarse y aprobarse -en el curso de la próxima legislatura- la nueva ley sobre esta materia. A este respecto, no debemos olvidar que muy pronto España deberá armonizar este impuesto con los niveles que se determinarán en el resto de la zona euro, cumpliendo con una iniciativa del Pacto sobre el Euro aprobado la pasada primavera. Entre otras cosas, el gobierno que salga de las próximas elecciones deberá modificar las deducciones para que el tipo efectivo del impuesto que se paga realmente (inferior al 10% en muchos casos) se acerque al tipo teórico de nuestro país (30%), que es el que, por otra parte, se perfila como norma en los países más adelantados de la Unión Europea.

De la reunión que el pasado martes celebraron Merkel y Sarkozy, surgió una propuesta que puede afectar sustancialmente a los ingresos presupuestarios del gobierno español. Se trata de suspender el pago de los fondos estructurales y de cohesión a los países de la zona euro que incumplan las recomendaciones sobre los déficits excesivos a partir de 2014. Aunque España arriesga una suma importante si se aprueba esta propuesta -la cantidad asignada para el periodo 2007-14 es de 35.217 millones de euros-, los avances de consolidación fiscal que se han conseguido este año, y las medidas complementarias que se están debatiendo para controlar el déficit de las comunidades autónomas, auguran que nuestro país podrá situar el déficit público por debajo del 3% del PIB en el ejercicio 2013 y, de esa manera, seguir percibiendo los fondos europeos, si bien con cantidades progresivamente decrecientes, como está previsto. En lo que respecta a las medidas de estímulo económico, el Consejo de ministros del viernes aprobó reducir el tipo impositivo del IVA, del 8% al 4%, en la compra de viviendas nuevas. Lo hizo con un doble objetivo, aumentar la actividad económica y el empleo en el sector de la construcción, y reducir el stock de viviendas nuevas que figura en los balances de los bancos y de las cajas de ahorros. A su vez esta última meta contribuiría a reactivar el crédito, la savia inerme desde hace unos años, pero indispensable para nutrir la recuperación. Esperemos que estas medidas, junto con el despegue que están registrando el turismo y las exportaciones, contrarresten un poco los efectos negativos que nos inducirá el estancamiento económico instalado en el resto de la zona euro y en Estados Unidos desde el segundo trimestre del presente año.

José García Solanes. Catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Murcia

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