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Columna
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El inicio de otra limpieza en BP

BP está inventando su propia fuerza policial interna. Su personal especializado meterá las narices en todas las unidades de explotación para comprobar que cumplan con los estándares comunes, además de entregar un informe a Bob Dudley, el consejero delegado. La fecha marca el comienzo del año cero de BP -un nuevo inicio después del incidente en el golfo de México-. La revolución comienza en el área de exploración y producción. Andy Ingles, director, deja el cargo. Su número dos, Doug Suttles, quizá lo sustituirá.

Los nuevos jefes de exploración, desarrollo y producción no estarán en la junta, sino que informarán a Dudley, imitando el modelo de ExxonMobil. Esto tiene sentido, aunque dará más poder al consejero delegado. Teniendo en cuenta las mayores exploraciones y producciones que se avecinan en las petroleras, la división es lógica incluso sin el desastre de Macondo.

Esto es sólo el comienzo de la limpieza en la directiva de BP, posterior a la efectuada tras el vertido en el Golfo. BP ha insistido siempre en que la seguridad es lo más importante y después de su experiencia puede que esta vez se lo tome en serio. Pero el cambio de cultura debe comenzar desde arriba. El invisible presidente de BP, Carl-Henric Svanberg, está aún en periodo de prueba. Byron Grote, director de finanzas desde hace mucho tiempo, puede optar por no aplazar su retiro una vez más el próximo año.

El éxito de los 3.500 millones de dólares de bonos emitidos que precedió a la noticia de la reestructuración significó una señal del retorno a la normalidad, pero el negocio será muy diferente. Hay que esperar a la revisión de la estrategia de la compañía en febrero para verlo más claro. Aunque han prometido grandes cesiones de activos para bajar la deuda a muy por debajo de las tasas anteriores del 20% y el 30%, y reducir el consejo. Los dividendos podrán reanudarse en el año 2011, pero dada la sensibilidad política, no sería prudente pagar las tasas antes de las indemnizaciones del desastre, aunque su balance puede soportarlo.

Por Neil Collins

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