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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La importancia de mimar a Latinoamérica

Latinoamérica está lejos de ser aquella región que generaba hace años más dudas que oportunidades. Actualmente, su crecimiento económico es sostenible y, aunque varía de unos países a otros, está por encima del potencial de las economías desarrolladas, y desde luego, muy por encima de las previsiones de España. Además, aunque algunos Gobiernos de la zona caen en un populismo poco afortunado, generando inestabilidad jurídica a las inversiones extranjeras, la solidez política de la región está fuera de toda duda. Este desarrollo económico y democrático ha garantizado un peso internacional a países como Brasil -que ya es la octava economía mundial-, pero también a Argentina y México, que han participado en las cumbres del G-20.

Muchas empresas españolas apostaron por la zona hace años y aguantaron la crisis de principios de siglo, durante la cual muchas otras multinacionales abandonaron. Ahora recogen una justa recompensa, lo que explica que el 28% de la facturación de las empresas del Ibex proceda de países latinoamericanos. Hay casos, como Telefónica, cuya apuesta por Brasil ha quedado más patente; tras su operación en Vivo, obtiene el 41,6% de su facturación.

Esta diversificación supone un afortunado colchón que contribuirá a estas empresas a vadear el parón de la economía española el próximo año, cuando el PIB posiblemente crezca por debajo del 1%. Pero Latinoamérica no solo sostendrá los resultados empresariales durante la crisis, ofrecerá también excelentes expectativas para futuros ejercicios. Al menos, si se cumplen las previsiones de las empresas que todavía ven un potencial enorme para unos países emergentes donde se está desarrollando una clase media ávida por consumir. Sorprende que ante tales posibilidades, los fondos de inversión europeos y españoles apenas le dedican el 4,5% de sus inversiones.

Muchos son los intereses económicos que España se juega allí y muchas las empresas que pretenden desarrollar sus negocios. No en vano es el segundo país inversor del la zona. Por tanto, el Gobierno no puede perder la posición estratégica que desempeña en la zona -en detrimento de países como China- ni detraer recursos ni esfuerzos desde Latinoamérica para desviarlos a otras zonas emergentes como Asia. Igualmente, deberían terminar los continuos conflictos entre el Ejecutivo y la oposición respecto a la política diplomática a seguir en algunos de estos países, en especial Venezuela, Bolivia o Cuba. Para evitar bandazos perniciosos -que en nada beneficia la estabilidad de las empresas españolas-, sería preciso elevar a política de Estado las relaciones con el continente, incluyendo el mundo hispano de Estados Unidos. Y trabajar conjuntamente para pulir los conflictos bilaterales que inevitablemente surgen de vez en cuando.

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