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Tribuna
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¿El iPod de los libros?

A una semana de la presentación del nuevo dispositivo de Amazon, el Kindle, es la comparación más común: el iPod de los libros. Las similitudes son claras: ambos son portátiles, personales, e irrumpen en un mercado con propuestas anteriores de la mano de un competidor con reputación. Sin duda, Apple tenía ya sus legiones de incondicionales cuando, en octubre de 2001, lanzó el iPod. Según Apple, había hueco para un cambio de concepto, un dispositivo capaz de almacenar toda la música que una persona pudiese tener, y con un interfaz sencillo. Seis años después, tras 115 millones de iPod vendidos, el dispositivo se ha convertido en todo un símbolo del nuevo siglo y en una revolución en nuestra relación con la música, además de llevar a Apple a una de las trayectorias más impresionantes en la historia de la tecnología.

¿Tiene el Kindle de Amazon características para ser el nuevo iPod, aplicado a los libros? El dispositivo ha sido muy criticado: feo, de aspecto antiguo, aparatoso, caro... Poca novedad: no se puede diseñar al gusto de todos. Algunas críticas sobre el iPod podrían demostrarnos cómo de preocupantes son esas calificaciones. El Kindle es una tableta de unos 19 cm por 13.5 cm y un grosor de 1.8 cm, con una pantalla basada en la tecnología E Ink: monocroma, pero con un contraste y nitidez impresionantes que permiten leer sin cansarse, como en una hoja de papel, incluso a pleno sol. En la parte inferior, un teclado completo, y diversas teclas para pasar página hacia delante o atrás. Pesa menos de 300 gramos, más ligero que el libro medio, y tiene, como los primeros iPod, color blanco. ¿Es ésta la descripción del dispositivo llamado a revolucionar el sector editorial?

El Sony Reader, con el que Kindle compite, podría ser hasta más estiloso. La diferencia es un planteamiento brillante de Amazon: aunque el Kindle cueste unos 400 dólares, lo interesante es su servicio: en el precio de las descargas incluye conectividad inalámbrica mediante un operador de telefonía móvil, que hace que el Kindle no sea un artefacto aislado, sino la puerta de la librería más grande del mundo, la moderna versión de la biblioteca de Alejandría. ¿Quieres un libro? Te conectas, lo escoges, pagas 10 dólares, y está en tu pantalla.

Hay fallos, por supuesto: un sistema de protección de contenidos que hace que no puedas prestar el libro, y una compatibilidad que no incluye el pdf, uno de los formatos más populares. Pero promete. Si es capaz de convertirse en una plataforma más abierta que acepte más formatos, podría llegar a ser una revolución, hacer que leamos más, y convertir los libros de papel en algo del pasado (la 'nostalgia' del tacto del papel y del 'olor a libro' dura menos de una generación). Pero hacer el Kindle más abierto, claro, va contra los intereses de su creador. En el iPod, la solución fue brillantísima: todos sabemos que el 95% del contenido de los iPod del mundo no proviene de la tienda iTunes, pero Apple es feliz porque el beneficio real lo obtiene vendiendo iPods. ¿Puede Amazon desarrollar un ecosistema semejante con el Kindle como protagonista? Si no es así ya, seguramente esté cerca de conseguirlo.

Enrique Dans

Profesor de Tecnología del IE

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