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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Europa sube impuestos a las rentas altas

Francia se sumó ayer oficialmente a la corriente de política fiscal que aboga por elevar la presión sobre las rentas altas como fórmula para contribuir a enmendar el flagrante desequilibrio fiscal de las cuentas públicas europeas. Un día después de que las principales fortunas francesas reclamaran conjuntamente una subida de impuestos, el Gobierno galo ha respondido con la propuesta de elevar un 3% el gravamen de todas aquellas rentas superiores a 500.000 euros anuales. Obligado por la ineludible necesidad de cumplir con un objetivo de déficit del 4,5% en 2012, el Ejecutivo de François Fillon ha anunciado un paquete de medidas con el que pretende ahorrar 12.000 millones de euros entre este año y el próximo. Los recortes contemplan la subida de impuestos sobre el alcohol, el tabaco y los refrescos, modificaciones sobre ciertas ventajas tributarias asociadas a la vivienda, cambios en la fiscalidad de las sociedades y el reclamado -y ya anunciado- aumento de impuestos a las grandes fortunas.

En un ejercicio de habilidad política dirigido a hacer más digerible el recorte, Fillon acompañó ayer el anuncio de los recortes con una revisión a la baja de las previsiones de crecimiento del país, que en 2011 pasan del 2% al 1,75% y en 2012, del 2,5% al 2%. Con ello confirmó oficialmente un escenario de nueva desaceleración económica que ya no se limita a los países de la periferia y que se extiende por la eurozona como una mancha de aceite.

Con la decisión de elevar la presión fiscal a los contribuyentes más ricos, la Francia del presidente Nicolas Sarkozy no solo responde a la ejemplarizante petición de su élite empresarial -que tiene como precedente un gesto similar al otro lado del Atlántico del multimillonario estadounidense, Warren Buffett-, sino que sigue también la senda del Gobierno italiano, que recientemente ha dado el visto bueno a un incremento del 5% en el gravamen de rentas superiores a 90.000 euros y del 10% para aquellas que sobrepasen los 150.000 euros anuales. En una suerte de respuesta benévola a la actitud de buena voluntad de los contribuyentes galos, Fillon ha dejado claro que la medida anunciada ayer tiene carácter temporal -el necesario para alcanzar los objetivos de consolidación fiscal- y que será puntualmente eliminada una vez logrados estos.

En contraste con lo ocurrido en Francia, la vicepresidenta económica Elena Salgado reiteraba en los últimos días su decepción por la ausencia de una petición similar por parte de las grandes fortunas españolas. Salgado insinuó ayer la posibilidad de que el Gobierno apruebe una elevación de la presión fiscal sobre las rentas más altas en el Consejo de Ministros de mañana viernes. A la espera de saber cuáles serán los términos y las delimitaciones de la propuesta española -que habrá que analizar con atención- la iniciativa francesa se sube a una ola que crece.

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