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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una disciplina que no olvide el crecimiento

Bruselas abrió la puerta ayer por primera vez a la posibilidad de revisión de los objetivos de déficit público que ha de cumplir España en 2012 y 2013. Tras la reunión mantenida con Mariano Rajoy poco antes del inicio de la cumbre europea de jefes de Estado y de Gobierno, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, confirmó la disponibilidad de Bruselas para discutir las exigencias de ajuste fiscal fijadas para este año y el siguiente, dado el drástico empeoramiento de las perspectivas macroeconómicas en ambos ejercicios. El portugués recalcó que esa negociación deberá llevarse a cabo en el seno del Eurogrupo del próximo 20 de febrero, pero insistió en lanzar un mensaje firme e inequívoco sobre cuáles son las intenciones de Bruselas al respecto: la consolidación fiscal debe llevarse a cabo, sí, pero "sin olvidar el crecimiento". Las palabras de Barroso, repetidas horas después por la canciller alemana, Angela Merkel, resumen el importantísimo cambio de estrategia que Europa ha adoptado en esta cumbre. La reunión celebrada ayer supone un punto de inflexión en la hoja de ruta que hasta el momento han seguido las economías europeas frente a la crisis. Tras una dura etapa de inflexible austeridad fiscal, defendida a rajatabla como única fórmula capaz de aplacar la desconfianza de los mercados financieros, Europa ha vuelto a recuperar en su lenguaje político y económico la palabra crecimiento. Ello no significa de ningún modo el abandono de los objetivos de consolidación fiscal, pero sí implica que esa receta pueda complementarse con estímulos a la actividad económica.

Como no puede ser de otra manera, ese giro estratégico debe tener sus contraprestaciones. En el caso de los países con mayores dificultades -Italia y España, entre ellos-, la flexibilización de las exigencias de austeridad habrá de supeditarse a la realización de profundas reformas estructurales. En el caso de España, las dos grandes asignaturas pendientes son una reforma laboral y una reforma del sector financiero que ya están en tiempo de descuento. Como señal de sintonía con esta nueva etapa, Mariano Rajoy acudía ayer a Bruselas con el anteproyecto de Ley de Estabilidad Presupuestaria bajo el brazo y anunciaba que su Gobierno aprobará la reforma financiera en breve y hará lo propio con la laboral a lo largo del mes de febrero.

En la otra cara de la moneda, la nueva receta europea debe implicar también que aquellas economías con mayor fortaleza y margen presupuestario apuesten por estimular un crecimiento sin el cual la zona euro no podrá dejar atrás la crisis. Tras una época en la que toda Europa se ha ajustado en lo posible el cinturón, es hora de que algunos comiencen a aflojarlo para invertir en el futuro.

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