_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Dexia no supone un hecho aislado

Bélgica y Francia han realizado su primer movimiento. Los dos principales accionistas han intervenido para ayudar al banco franco-belga en problemas al anunciar que garantizarán sus deudas. Ese enfoque debería ayudar a evitar una crisis inmediata. Pero puede ser difícil de repetir, si muchos bancos necesitan un apoyo similar.

En la declaración del ministro francés de Finanzas faltaron claramente los detalles. Pero el plan podría ser parecido al de otoño de 2008, cuando los Gobiernos de Francia, Bélgica y Luxemburgo garantizaron nuevos bonos con vencimiento de hasta tres años. Este enfoque debería permitir a Dexia recuperar el acceso a los mercados de financiación, dando tiempo para reducir su balance. Las garantías podrían utilizarse para estabilizar un banco malo, que las autoridades consideran también. El enfoque recuerda a los rescates que siguieron a la caída de Lehman Brothers en 2008. Pero la diferencia esta vez es que las deudas soberanas son mucho más débiles. El riesgo está en que los países queden atrapados en una espiral como la irlandesa: apoyo a la banca que mina la confianza en la propia deuda soberana.

Si Dexia fuera un hecho aislado, esto no sería un problema. Los activos totales del banco de 518.000 millones de euros pueden suponer el 140% del PIB belga. Pero el respaldo del PIB anual francés de 2 billones hace creíble la garantía. Pero mientras que Dexia es un caso extremo, no es único. Otros bancos con grandes necesidades de financiación tampoco pueden emitir deuda a largo plazo. Si Francia se viera obligada a garantizar los 3 billones de pasivo de Société Générale y BNP Paribas, y Bélgica tuviera que apoyar los 267.000 millones del balance de KBC Bank, podría ponerse a prueba a los inversores. Mayores rendimientos en bonos soberanos supondrían también aumentar el coste de la deuda garantizada, razón por la que los bancos necesitan una solución más completa. Ampliar el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, supondría una oportunidad mejor para restablecer la calma. Las medidas provisionales de Dexia pueden verse pronto superadas por los acontecimientos.

Por George Hay

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_