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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El damero maldito del rescate

Llevamos al menos los últimos tres años -desde que la devastadora crisis económica llamó a la puerta del futuro del euro- dentro de un endiablado damero en el que está en juego el rediseño de la Vieja Europa, que se está descosiendo a consecuencia de los empellones de los mercados y de la competencia, económica y política, tanto de las potencias tradicionales como de los países emergentes. Los movimientos dentro de ese damero se han ido concatenando a una velocidad de vértigo cambiando de objetivo a cada paso: de las intervenciones de Grecia, Irlanda o Portugal a los grandes acuerdos internacionales que se han diluido como un azucarillo con el paso del tiempo.

Pero el foco de la gran partida se ha colocado ahora en España, sobre todo, y en Italia. Y los últimos días han sido pródigos en movimientos, tanto políticos como económicos, muy especialmente por parte de las autoridades españolas. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se ha entrevistado personalmente a lo largo de las últimas semanas con la práctica totalidad de los máximos responsables de países e instituciones europeas. Es más, incluso se ha trasladado a Estados Unidos -con motivo de una intervención ante Naciones Unidas en Nueva York- para vender la marca España no solo al presidente Barack Obama, sino al influyente mundo financiero que se concentra en Wall Street.

En el ámbito estrictamente económico, el Ejecutivo español también ha dado dos pasos importantes en los últimos días: la presentación de los Presupuestos Generales del Estado para 2013 y la del informe Oliver Wyman sobre las necesidades de capital del sistema financiero.

Las cuentas del Reino para el próximo ejercicio siguen la máxima de respetar por encima de todo el cumplimiento del objetivo de déficit, que para 2011 volvió a ser revisado al alza. Los Presupuestos, en realidad, tienen escaso margen de maniobra, debido al enorme impacto de los intereses de la deuda. Eso sí, introducen una novedad muy importante, el saldo positivo en la balanza por cuenta corriente. O, en palabras del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que España ya no necesita recursos adicionales del resto del mundo.

La apuesta por subir las pensiones -aunque sea un modesto 1%, si bien persiste la incógnita sobre si serán actualizadas o no las de este ejercicio-, el drástico recorte en el gasto de los ministerios y un pequeño puñado de novedades fiscales -como la retirada de la deducción por compra de vivienda- completan el cuadro de unos Presupuestos de crisis y que dibujan otro año de recesión; pero que, según remarca el Ejecutivo, han de servir para salir de ella.

Tan trascendente o más que el proyecto de ley de Presupuestos ha sido el dictamen que la consultora estadounidense Oliver Wyman ha efectuado sobre la salud del sistema financiero español. El resultado del análisis es que la banca necesita 53.745 millones, que los grandes jugadores del negocio tienen una salud a prueba de escenarios extremos y adversos, que hay unos cuantos que pueden sobrevivir con sus propios recursos y que las entidades nacionalizadas lo están por algo y que tendrán que llamar a la puerta de la línea de crédito europea para recomponer definitivamente sus balances. En definitiva, que de los 100.000 millones puestos a disposición desde Bruselas se necesitarán unos 40.000.

Estos movimientos tendrán hoy el primer examen real, el de las Bolsas. Sin embargo, en los mercados, en el gran damero, empieza a cotizar algo distinto. La gran pregunta es si Rajoy pedirá auxilio financiero, si hará uso de la línea preventiva que la Unión Europea y el BCE han diseñado para deudas soberanas en problemas. En Moncloa, la consigna es no acudir a esta ventana a nos ser que sea absolutamente imprescindible. Es decir, si los tipos de interés a los que se financia la economía española continúan siendo insoportables, como lo son ahora, durante tiempo. El Gobierno cree que, de momento, las medidas que se están tomando son suficientes para lograr que la prima de riesgo se relaje. Además, ven ciertos nubarrones políticos en el supuesto de que se solicite la polémica ayuda. Demasiadas incógnitas y poco tiempo por delante.

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