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Tribuna
Columna
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Coste de capital y crecimiento económico

La escasez de crédito y de capital es uno de los factores que lastran el crecimiento económico. Por eso, cómo hacer el mejor uso posible de los recursos financieros, es uno de los retos actuales más importantes, tanto de las empresas como de los individuos y de las naciones.

Los recursos financieros que las empresas utilizan tienen un coste medio ponderado (WACC) equivalente a la tasa de rendimiento promedio que los inversores requieren de la empresa para comprometer fondos en sus proyectos de inversión. El WACC es determinado por el mercado en función del proyecto objeto de análisis y depende del uso que se dé al capital recaudado y no del inversor que proporcione los fondos. Lógicamente, cuanto mayor sea el riesgo del proyecto y por tanto de la inversión, mayor será el retorno esperado por el inversor.

El WACC se usa como una tasa de rendimiento para evaluar el riesgo medio de los proyectos de inversión de capital de una empresa (país o individuo) y es el vínculo que iguala los rendimientos futuros esperados durante la vida útil de la inversión con el valor actual de la misma. Es entonces lógico que el coste del capital que nos interesa sea el coste marginal (el precio de adquisición del siguiente dólar, libra, yen o euro...), y no la estimación de su coste histórico. En este contexto, el coste del capital está orientado hacia el futuro, sobre la base de los rendimientos esperados medidos en términos nominales y contabilizados a valor de mercado. El coste financiero es un coste más, equiparable a otros como personal, o impuestos, al que el organismo en potencial crecimiento a través de sus proyectos ha de atender.

Simplificando, la disponibilidad de los fondos totales de la economía depende de las decisiones de consumo y ahorro de los particulares. Por ello, la cantidad total de fondos accesibles para las empresas será el agregado de todas las diferencias entre el ingreso y la riqueza inicial de los hogares y el consumo en que incurran durante el período considerado. Los prestamistas tendrán que colocar sus ahorros entre deuda y capital y el mercado consistirá en la oferta y la demanda de estos fondos por las corporaciones. Si pensamos en más de un período, esta disponibilidad de fondos se ampliará o reducirá por el retorno compuesto producido por las inversiones a través del tiempo, lo que depende de la creación de valor que las empresas sean capaces de lograr.

Un aspecto sustancial del coste de capital es que esta tasa de rendimiento "transmite" información sobre las empresas (competitividad, apalancamiento, etc.). Puesto que este coste ha de ser cubierto por futuros rendimientos generados por el usufructuario del capital, la creación de valor a través de los proyectos de inversión propuestos es clave, pues es en parte determinante del coste. Por este motivo el mercado recoge innovaciones que automáticamente traduce a expectativas que incorpora a los precios de forma inmediata.

El coste de capital es importante por muchos motivos. En primer lugar, es un factor determinante para el crecimiento económico, en la medida que se amplía o reduce el grupo de inversores y el número de proyectos que una empresa y/o economía puede emprender. Sin embargo, este efecto viene a través de diferentes mecanismos. Por ejemplo, si el coste de capital es demasiado bajo, es posible que los inversores no se sientan suficientemente recompensados para ahorrar y poner sus fondos a disposición de prestatarios. Por otro lado, si es demasiado alto, a causa del mayor descuento aplicado a resultados futuros, puede reducir el valor de las acciones y consecuentemente los ahorros de los accionistas, causando un descenso en el número de proyectos de inversión de capital que se pueden acometer. Además, el coste relativo de capital de unos sectores en comparación con otros puede introducir "distorsiones" en una economía mediante el trasvase de fondos de activos productivos a otros más especulativos.

Debemos, por tanto, prestar atención a la conexión existente entre competitividad y competencia para la creación de valor, incertidumbre y percepción de riesgo, acceso y coste de recursos financieros y capacidad de crecimiento. Esta es la encrucijada que hay que resolver para que nuestras empresas puedan hacer previsiones fiables y nuestra economía consiga comenzar a crecer.

Eva R. Porras es consultora y autora de The cost of Capital

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