La City, en el ojo del huracán

La City, el paraíso del sector financiero, se ha metido en el ojo del huracán. La manipulación entre 2005 y 2009 del índice de referencia líbor, el tipo de interés al que se prestan el dinero en libras las entidades en el mercado interbancario londinense, tiene todas las características de ser un escándalo mayúsculo, de los que marcan un antes y un después. La confesión de Barclays, que accedió a pagar una multa sin precedentes -340 millones de euros-, impuesta por las autoridades británicas y estadounidenses, ha hecho saltar la liebre. El mercado anglosajón, que tras una reacción rápida de los Gobiernos británico y de EE UU a la crisis y la inyección de cuantiosas ayudas parecía puro y virgen, ha vuelto a recordarnos que en todos los sitios cuecen habas. La dimisión, primero, de Marcus Agius, el presidente de Barclays, y luego, pero solo tras fuertes presiones, del consejero delegado -el estadounidense Bob Diamond, "la cara inaceptable de la banca", como le calificó el laborista Peter Mandelson- y del responsable de operaciones, Jerry del Missier, no bastan para contentar a nadie. La investigación debe ser profunda y sistemática. Porque las sombras se extienden a toda la gran banca que opera en la City: en la fijación del líbor intervienen 16 entidades (44 para el euríbor). Estamos ante lo que parece una monumental estafa. No bastan paños calientes.