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Columna
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Las cajas afrontan la incertidumbre

España ha reconocido la necesidad de disipar las dudas sobre su sistema financiero. Elena Salgado está dando a las cajas de ahorros no cotizadas varios meses para recaudar más capital o encarar la nacionalización. Esto es positivo, pero podría no ser suficiente para calmar a los inversores.

Salgado dijo que todas las entidades de crédito estarán obligadas a tener un mínimo de 8% de core capital según sus cifras anuales de 2010. Actualmente, Bankinter no está a la altura. Varias cajas no cotizadas, incluyendo Caja Madrid, puede que tampoco lo estén. Aun así, el nuevo requerimiento de capital parece bajo, dado que no se basa en una limpieza de los activos inmobiliarios en un escenario de estrés.

Hasta ahora, las entidades de crédito españolas han suministrado 92.000 millones de euros en deudas de cobro dudoso, de los 207.000 millones de pérdidas potenciales identificados por el Banco de España tras las pruebas de estrés de julio. Las entidades no cotizadas o las que dependen de la banca mayorista para financiar más del 20% de sus activos tendrán requisitos de capital más altos, aún no especificados. El gobierno dará a las entidades hasta septiembre para reunir capital privado o afrontar la nacionalización por parte del FROB. Esto tendría el mérito de reducir la influencia de los políticos locales en las cajas.

Salgado cree que la factura total será de un máximo de 20.000 millones, o el 2% del PIB de España, más allá de los 15.000 millones ya inyectados por el FROB y el Fondo de Garantía de Depósitos. Sin embargo, los analistas estiman en torno a 50.000 millones de euros, solo para las cajas. Conseguir capital privado será complicado. Los inversores institucionales no invertirán en ellas hasta que no hayan limpiado su balance. Las cajas pueden vender participaciones industriales y sucursales, pero no será suficiente. Algunas de ellas serán absorbidas por entidades más fuertes.

Lo radical habría sido inyectar más dinero de inmediato. En todo caso, los próximos tests de estrés a los bancos europeos podrían terminar demostrando que las entidades españolas necesitan más dinero. España se lo podría permitir, ya que sus niveles de deuda son equivalentes a menos de dos tercios del PIB -mucho más bajos que la media europea del 80%. La última maniobra reduce al mínimo el uso de dinero público. Pero va a alargar la incertidumbre durante unos cuantos meses más.

Fiona Maharg-Bravo

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