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Columna
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Bonos corporativos, estatus soberano

Los directores financieros pueden empezar a dar un plazo a los ministros de Finanzas por su dinero. El lamentable estado de los balances nacionales inclinará a los inversores con aversión al riesgo a empresas con alta calificación, como Microsoft y otras mejor posicionadas para soportar momentos de incertidumbre. Los bonos corporativos podrían resultar más atractivos que cualquier deuda pública de la mejor calidad. La deuda soberana de los países desarrollados solía considerarse como una de las apuestas más seguras para los inversores preocupados por la seguridad. El poder de los Estados en materia fiscal y la capacidad de impresión de los países que controlaban su propia moneda hacían inconcebible una suspensión de pagos. Lo que ya no es el caso. La crisis del euro, que comenzó en Grecia, ha puesto en duda a economías más grandes de la región como Italia, España e incluso Francia. Incluso la fe en el crédito de EE UU ya no está libre de manchas.

De hecho, los inversores ya están más cómodos con el crédito corporativo. Un índice creado por Markit que mide lo caro que es asegurar una cesta de bonos corporativos con grado de inversión ­excluyendo a las empresas financieras­ mostró que costaban el doble a principios de diciembre. En Europa, empresas como Enel, æpermil;lectricité de France, Siemens y Vinci tienen diferenciales de crédito más bajos que sus respectivos bonos públicos. Mientras que empresas de EE UU con máxima nota como Microsoft han visto los diferenciales de sus bonos descender desde comienzos de año. Tiene cierta lógica poner a las empresas en un terreno más elevado. Francia tenía una deuda equivalente al 166% de sus ingresos comparado con la media de solo el 48% de las compañías con mayor calificación, según JP Morgan. Las empresas no son inmunes a la crisis: los Gobiernos con problemas pueden intentar aumentar los ingresos con subidas de impuestos, o congraciarse con los votantes endureciendo las regulaciones. Pero la deuda corporativa puede actuar como antídoto a las violentas subidas y bajadas de las deudas públicas. Al menos, estos bonos introducen el valioso elemento de la diversificación.

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