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Columna
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El beneficio de la duda para los bancos

Los inversores en los grandes bancos españoles parece que disparan primero y preguntan después. Las acciones del Santander y del BBVA se han hundido ante las preocupaciones por el riesgo de la deuda soberana de España. Incluso después del rebote de ayer, aún están un 17% y un 22% respectivamente, por debajo desde comienzos de año. La caída, comparada con el 5% de sus homólogos europeos para el mismo periodo, parece ser demasiado dura.

Hasta el momento, los temores por el riesgo soberano no han dañado demasiado las finanzas de los bancos. Ambos están expuestos de manera insignificante a la deuda soberana griega o portuguesa. Es verdad que los temores sobre la calificación crediticia de España aumentarán los costes de financiación. Pero en el caso del Santander, esto está limitado a 20 puntos básicos adicionales sobre los bancos europeos con una calificación similar. El panorama macroeconómico es claramente preocupante. Volúmenes de préstamos más débiles, una batalla por los depósitos, y un interés más bajo deberían rebajar los márgenes este año. Sin embargo, los préstamos incobrables del BBVA se mantuvieron estables en el trimestre que finalizó en marzo. La morosidad del Santander todavía crece, aunque a un ritmo menor que la media del sector. Ambos bancos tienen fuertes negocios domésticos, y están superando a sus homólogos del país -en particular las cajas de ahorros-.

Pero también vale la pena recordar que sólo una cuarta parte de las ganancias del Santander proceden de su mercado doméstico. El resto se reparte entre los distintos mercados, entre ellos el Reino Unido, donde Santander continúa ganando cuota de mercado, y América Latina, en especial, Brasil. El crecimiento de los préstamos ha sido lento, pero ahora se recupera con fuerza.

La exposición de BBVA en España es mayor, lo que podría explicar por qué sus acciones han experimentado un rendimiento levemente inferior desde principios de año. Sin embargo, generará más de un cuarto de sus ganancias en México, donde hay señales de recuperación. Claro que nada de esto importa en caso de que España quiebre. Sin embargo, a pesar de la decisión de Standard & Poor's de rebajar la calificación de la deuda a AA, eso es poco probable.

BBVA y Santander cotizan a ocho veces los ingresos, o a la mitad de la media europea, a pesar de ser más rentables. Los bancos españoles merecen el beneficio de la duda.

Fiona Maharg-Bravo

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