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Columna
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El BCE sigue remiso a los cambios

Estabilidad. El BCE sigue manteniendo los tipos de interés, sus extraordinarias provisiones de liquidez sin tocar y sus llamamientos a la austeridad impasibles ante la inminente desaceleración económica. La única concesión del banco central a los tiempos de incertidumbre es reconocer que los riesgos de una recesión son ahora mayores que los de un aumento de la inflación. El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, cuyo mandato termina en menos de dos meses, ha visto siempre al banco como un ancla en tiempos complicados. Pero pisa una línea fina entre estabilidad e inmovilidad.

Trichet reiteró, con razón, el punto de vista del BCE de que la crisis de deuda de la zona actual se debe a la irresponsabilidad de los Gobiernos de la región. Así que Grecia recibió una advertencia por su despreocupación fiscal, Italia un aprobado por sus buenas intenciones e Irlanda una palmadita en la espalda por los primeros resultados alentadores de su programa de austeridad. Continúen con el buen trabajo y enfréntense a la carga, si pueden, es el mensaje inalterado del BCE.

Trichet podría tener alguna razón para sentir justificada la persistencia del BCE en los primeros 12 años del euro, manteniendo la inflación por debajo del 2%, incluso cuando los Gobiernos gastaban como si no hubiese un mañana y los inversores de bonos se quedaban dormidos al volante. Hubo momentos en la cúspide de la crisis de deuda en los que parecía ser el último líder en pie. Pero ahora corre el riesgo de dejar el escenario con la reputación de un presidente terco y demasiado obsesionado con la inflación para el bien de la zona euro.

Nadie esperaba que el BCE disminuyese los tipos a menos de dos meses de haberlos subido. Y la opinión del banco central de que la liquidez de los bancos europeos "no es un problema acuciante" puede todavía probarse cierta. Con todo, el BCE, al menos, podría haber mostrado más preocupación sobre los peligros económicos por delante, y admitir que algún tipo de flexibilización -tanto fiscal como monetaria- podría estar disponible. Pero la persistencia de Trichet parece haberse lavado las manos con el problema y haberlo dejado a su sucesor.

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