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Tribuna
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El aumento del IVA y sus efectos sobre el consumo

El consumo es uno de los grandes motores de las economías modernas, si no el más importante. En España, también en EE UU, el peso de la demanda interna en el PIB es realmente elevado, por lo que parecería sensato que las medidas del Gobierno contra la crisis tuvieran en cuenta este dato, y sin embargo no parece que así esté sucediendo.

Al anuncio del duro paquete de medidas de ajuste aprobado recientemente por el Congreso y que implica reducciones salariales para los funcionarios, y como derivada para otros muchos empleados de empresas públicas o semipúblicas, y la congelación de las pensiones, viene a coincidir en el tiempo el aumento del IVA, el impuesto que grava directamente el consumo, dos obuses en toda regla contra la confianza de los consumidores españoles.

Aunque aún sin cuantificar, muchos analistas anticipan severos efectos sobre el consumo. El servicio de estudios de Funcas sí ha publicado unas primeras estimaciones que avanzan una vuelta a la recesión este año y un pobre crecimiento en el que viene como consecuencia de esos paquetes de medidas.

En consecuencia, el aumento del IVA que tendrá efecto a partir del 1 de julio no es una buena noticia. No obstante, somos conscientes de que el Estado tiene que hacer frente a una fuerte reducción del déficit público y de que hay una serie de medidas impopulares, aunque inevitables, pero una política económica eficiente no debería ir contra el consumo y creemos que haría bien el Gobierno en estudiar compensaciones fiscales a familias y empresas que incentivaran sus decisiones de compra. Los diferentes planes renove, por ejemplo, se han revelado sumamente eficaces tanto desde el punto de vista de mantener o hasta aumentar las ventas como desde la necesaria perspectiva recaudatoria.

Y ésta es una de las principales reivindicaciones actuales del comercio español: que el Gobierno ponga en marcha nuevos planes renove o los mantenga en aquellas líneas en las que ya existían. ¿Es necesario insistir más sobre el magnífico balance que las últimas ayudas para la compra de coches han tenido para consumidores, concesionarios, fabricantes y el propio Estado, cuyos ingresos fiscales derivados han superado con mucho a los costes de las subvenciones?

Por lo que respecta a nuestro sector, el comercio, en cuanto que el más cercano y visible proveedor de bienes y servicios a las familias españolas, deberá gestionar con sumo cuidado este próximo aumento del IVA. En las inmediatas rebajas pensamos que el efecto será prácticamente nulo. Con descuentos en los productos puestos a la venta en ocasiones de hasta del 50%, la subida de uno o dos puntos del IVA será imperceptible.

Fuera de este periodo en concreto, los comerciantes gestionarán este aumento impositivo de manera muy diferente en función del sector en el que desarrollen su actividad, de su capacidad de reducir sus márgenes, de sus oportunidades de negocio... El comercio de proximidad es uno de los sectores económicos más abiertos donde no existen barreras de entrada a una actividad que, además, en las crisis se convierte frecuentemente en refugio para personas expulsadas de otros sectores económicos.

Lo que creemos en la Confederación Española de Comercio es que una buena parte de los comerciantes van a asumir esos puntos de aumento del IVA y lo van a llevar contra su cuenta de resultados. Es una teoría derivada de la capacidad de resistencia mostrada por el sector, que integrado en su mayoría por autónomos, empresas familiares que regentan un único establecimiento prefieren aguantar en ocasiones hasta más allá de lo razonable en vez de echar el cierre y perder no sólo un negocio sino hasta su propio puesto de trabajo.

Pero esas decisiones no son gratuitas para el tejido empresarial de este país. En los cuatro primeros meses han cerrado 15.000 establecimientos y 40.000 personas han perdido su empleo. Si la situación no remonta, 2010 puede ser un año dramático para la ocupación en el sector. Las Administraciones deben poner en marcha urgentemente iniciativas que apoyen el consumo y eviten su hundimiento, porque este país no se puede permitir ese lujo.

Miguel Ángel Fraile. Secretario general de la Confederación Española de Comercio (CEC)

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