_
_
_
_
_
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un apagón que cierra y abre puertas

El apagón nuclear alemán ya tiene hoja de ruta oficial. El Gobierno de coalición que preside Angela Merkel acordó la madrugada del lunes adelantar a 2022 el fin de la producción de energía atómica en el país, y anunció la clausura definitiva de las ocho centrales -de un total de 17- que fueron paradas provisionalmente tras la catástrofe de Fukushima. Berlín completa así su drástico cambio de política respecto a esta fuente energética, al pasar en menos de un año de una postura decididamente pronuclear -el pasado otoño el Ejecutivo aprobaba una ley para prolongar la vida de las plantas una media de 14 años y retrasar el apagón hasta 2036- hasta abogar por un igualmente contundente no nukes, alimentado por la enérgica reacción adversa de la opinión pública alemana, reforzada tras la crisis atómica nipona.

Como era de esperar, los mercados han reaccionado con contundencia al anuncio y han escenificado quiénes son, en términos de negocio, los perjudicados y los beneficiados con la decisión. Mientras grupos eléctricos como Eon, RWE y ENBW eran castigados ayer en el Dax alemán, las renovables subían con fuerza en el parqué, hasta el punto de que algunas -es el caso de Q Cells y Conergy- llegaron a dispararse por encima de los dos dígitos. En el selectivo español, Gamesa se apuntaba un 5,21%, Fersa sumaba un 4,21% y Solaria un 3,12%.

No es ningún secreto que el apagón tendrá un coste económico importante para Alemania, un país en el que la producción de energía nuclear equivale al 23% del total. La patronal de la industria ha cifrado en 33.000 millones el coste de la clausura de las centrales, a los que habrá que sumar los daños y perjuicios que ello provocará a los grandes grupos eléctricos germanos, algunos de los cuales estudian plantear acciones legales. Pese a ello, la decisión servirá también para testar a fondo la capacidad de adaptación del sector. Ejemplos como el de RWE, que ha anunciado su decisión de invertir 5.000 millones de euros en construir un reactor en Holanda -al borde mismo de la frontera alemana- para producir desde allí, dan idea de cómo la industria eléctrica germana es capaz de combinar músculo y flexibilidad.

No hay duda de que el adelanto del apagón nuclear supone, además de calentar el debate en la UE, la apertura de un importante horizonte de posibilidades de negocio para el sector de las renovables, tal y como reflejaron ayer los mercados bursátiles de toda Europa. No en vano, Berlín estudia la posibilidad de ampliar la cuota para este tipo de energía hasta el 35%, como parte del paquete de medidas propuesto para contrarrestar los efectos del apagón. En cualquier caso, el rediseño del paquete energético alemán obligará al país a replantear sus necesidades tanto de producción como de importación de energía. Una oportunidad de negocio no se puede desaprovechar.

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Más información

Archivado En

_
_