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Tribuna
Columna
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Más allá de los BRICS: los mercados frontera

Corría el año 1982 cuando el entonces director adjunto del departamento de mercados de capitales de International Finance Corporation (IFC), el economista holandés Antoine van Agtmael, acuñó el término de "mercados emergentes" para referirse al conjunto de países que se encontraban en una fase de transición entre el subdesarrollo y el desarrollo, y cuyos mercados bursátiles tenían un ratio de profundidad financiera inferior al veinte por ciento.

Diez años más tarde, y con la finalidad de agrupar a aquellos países que no contaban aún con el grado de desarrollo de los emergentes pero si con las potencialidades de los mismos, la también economista y miembro de IFC, Farida Khambata, desarrolló un nuevo concepto, el de "mercados frontera".

Consciente de la importancia del término y movida por la posibilidad de ofrecer tanto una mayor rentabilidad como una mayor diversificación a sus clientes, la agencia de calificación norteamericana Standard & Poor's (S&P) adquirió en el año 1999 la base de datos elaborada por la economista india y lanzó, años más tarde, el que sin duda es uno de los índices financieros de referencia para los mercados frontera: el S&P Frontier BMI.

Hoy en día, el conjunto de países pre-emergentes agrupados por Khambata no gozan aún de la popularidad que tienen los mercados emergentes o los BRICS. Pero, poco a poco, e impulsados por la reciente desaceleración económica de los emergentes, los mercados frontera han ido progresivamente haciéndose un hueco en los medios de comunicación y en la literatura dirigida al estudio y análisis del crecimiento económico.

Aunque hasta el momento ha sido fundamentalmente la industria financiera quien ha estado prestando una mayor atención a este nuevo fenómeno, lo cierto es que más allá de la proliferación de nuevos índices financieros para este segmento, como los desarrollados por Morgan Stanley o Rusell Investments, los mercados frontera están empezando a despertar un interés cada vez mayor en los departamentos de economía de las universidades integrantes de la Ivy League.

Bajo esta denominación se encuentran en la actualidad agrupados un conjunto de países heterogéneos, que hasta hace una década aproximadamente, se caracterizaban por su inestabilidad, su accesibilidad limitada y su baja liquidez. Hoy, tras haber experimentado una notable mejoría en sus fundamentales, este grupo de países, entre los que se encuentran potenciales emergentes como Vietnam, Nigeria o Kazajistán, comienza a consolidarse como una alternativa real a los Global Emerging Markets en términos de inversión extranjera directa.

Y es que contrariamente a lo que se pueda pensar, los mercados frontera no son solo el resultado de la combinación de abundantes recursos naturales (poseen el 41% de la reservas petroleras del mundo y el 26% de las de gas natural) y bajos costes laborales (Bangladesh y Sri Lanka tienen un coste laboral por hora casi diez veces inferior al de China) sino que además, son el resultado de saldos fiscales en equilibrio y niveles de endeudamiento bajos, tanto para el sector público, con niveles inferiores al 50% del PIB aproximadamente, como para el privado, con niveles muy inferiores a los de las economías OCDE.

Pero además de los factores que acabamos de mencionar, hay otros dos hechos que nos invitan a seguir siendo optimistas con el desempeño económico que tendrán, en el medio y largo plazo, los mercados frontera. Por un lado, las buenas posiciones que muchas de estas economías, han obtenido en el ranking de la última edición del informe Doing Business del Banco Mundial, y que pone de manifiesto, las facilidades que van a seguir brindando estos países para hacer nuevos negocios e inversiones. Del informe de 2013, destaca la presencia de las tres repúblicas bálticas entre los treinta primeros países del ranking, todas ellas por delante de España, así como los avances mostrados en esta materia por Kazajstán y Sri Lanka.

Por el otro, el importante número de mercados frontera que se han dotado de fondos soberanos o están considerando hacerlo. Del reciente informe sobre fondos soberanos publicado por ESADEgeo, Invest in Spain y KPMG, se desprende que una buena parte de los mercados frontera están apostando por éstos instrumentos, propios del State Capitalisim, para racionalizar los ingresos derivados de la explotación de sus recursos naturales.

¿El objetivo? Aliviar las presiones inflacionistas y prevenir la denominada enfermedad holandesa. De los fondos soberanos de mercados frontera en funcionamiento, destacar el Qatar Investmen Authority del emirato de Catar, (que se nutre de los ingresos procedentes de la explotación de sus hidrocarburos y gestiona activos por valor de 135 billones de dólares), y el Pula Fund de Botsuana, (que se financia gracias a la extracción de sus diamantes y gestiona activos por valor de 5.9 billones de dólares).

Las virtudes aquí mencionadas no eximen de riesgos a los mercados frontera, pero sí apuntan a que, ante la desaceleración prevista para los BRICS en este año 2013 y ante la desconfianza que aún pesa sobre la gran mayoría de las economías desarrolladas, los mercados frontera tendrán que seguir asumiendo la responsabilidad de liderar el crecimiento económico del planeta.

Tomás Guerrero Blanco es investigador de ESADEgeo - Center for Global Economy and Geopolitics (Madrid)

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