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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Zapatero tiene que hacer las reformas hasta el final

La incertidumbre es siempre una mala compañera de viaje. Y mucho más en el mundo económico. Por ello, la decisión de José Luis Rodríguez Zapatero de anunciar que no volverá a ser candidato a la presidencia del Gobierno y de que agotará la actual legislatura tiene la virtud de despejar una de las incógnitas que ha centrado gran parte del debate público desde el pasado fin de año. Aunque, indudablemente, abre otras, algunas de las cuales están fuera de su poder de decisión.

Lo que sí está en sus manos es la clara definición de las prioridades económicas en el complicado año que aún queda por delante antes de los próximos comicios generales. Durante estas casi dos legislaturas, el presidente del Gobierno ha puesto de manifiesto que su relación con la economía no tiene química. Desde el famoso aprendizaje en dos tardes enunciado por Jordi Sevilla hasta su conversión en el máximo defensor del control del gasto, José Luis Rodríguez Zapatero ha experimentado una transformación realmente asombrosa en la aplicación de la política económica, que se ha trasladado a la consideración que los mercados han ido teniendo de la fiabilidad de España.

Ahora, una vez despejado el futuro, el presidente del Gobierno debe lanzar un mensaje contundente respecto a su voluntad inquebrantable de mantener el camino de las reformas emprendidas desde el pasado mes de mayo. Y es que a este punto, Zapatero llega con varias de las grandes reformas muy avanzadas: laboral, pensiones o sistema financiero. No obstante, las tres aún tienen camino por recorrer e incógnitas por despejar.

La reforma laboral, que está en vigor desde el pasado mes de septiembre, tiene todavía ante sí el desarrollo reglamentario, vital para deshacer las dudas crecientes sobre su efectividad, puesta en tela de juicio tanto desde los sindicatos como desde la patronal. Cambios en la regulación de los ERE o la constitución del famoso y polémico fondo de capitalización son nuevas pruebas de fuego para este nuevo escenario legislativo. Sin salir del ámbito laboral, queda por resolver otro asunto de especial trascendencia, la reforma de la negociación colectiva, una de las demandas más insistentes tanto por parte de los empresarios como de los socios comunitarios, especialmente por la canciller alemana, Angela Merkel.

En cuanto a las pensiones, el camino parece de lo más expedito. El anteproyecto de ley acaba de entrar en el Parlamento. El texto goza de un notable grado de consenso con las fuerzas sociales, aunque no se descarta la introducción de algún cambio de escaso calado en el tramite parlamentario. Y respecto al sistema financiero, la transformación de las cajas de ahorros sigue adelante a buen ritmo, pese a tropiezos notables como el sonado fracaso de Banco Base y las enormes dudas que se han abierto sobre cuál será exactamente el futuro de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), una de las entidades punteras del sector, que necesita 2.800 millones para cumplir con los requisitos de solvencia exigidos por el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. En cualquier caso, el salto cualitativo de esta drástica reforma tan solo se producirá cuando el mapa financiero esté completamente reordenado y las entidades financieras comiencen a surtir de crédito a empresas y familias.

Pero aún queda mucho por hacer en el terreno económico durante el año que le resta por delante al presidente del Gobierno en La Moncloa. Tanto dentro como fuera de España. En Bruselas, los 27 acaban de cerrar el Pacto por el Euro, compuesto por un amplio abanico de compromisos a corto y medio plazo, que han de ser abordados desde ahora mismo. Uno de ellos es la nueva regla fiscal, cuyo objetivo es maniatar el gasto de las comunidades autónomas y vincular todo superávit presupuestario a la reducción de deuda, otra de las insistentes sugerencias alemanas al Ejecutivo español. En el terreno doméstico, el equipo de Economía ya ha dejado claro que la prioridad número uno es la lucha contra el déficit, algo que posiblemente se hará más evidente cuando, pasado el 22-M, las administraciones locales y autonómicas miren a fondo en el cajón de las facturas sin pagar. Ante esta situación, solo cabe demandarle una cosa a Zapatero. Si en algún momento de este tránsito se le presenta la duda de enfundarse la zamarra de España o la del PSOE, no lo dude: La Roja es la campeona del mundo.

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