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Tribuna
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'Telecos', pieza clave del crecimiento

Los últimos meses se han escrito ríos de tinta sobre los orígenes de la crisis que vive actualmente la economía española. Por lo tanto, en estas líneas no voy a ahondar más las causas, pero sí pretendo destacar una de las posibles tablas a las que podemos amarrarnos para emprender la recuperación. En Redtel estamos convencidos de que el sector de las telecomunicaciones puede ser una de las piezas clave en el nuevo modelo económico de crecimiento que necesita España.

Banda ancha y movilidad son hoy los factores que impulsan la transformación no sólo del ramo, sino también de toda la sociedad española. Nadie pone ya en duda la estrecha relación entre progreso económico y social de un país con su grado de incorporación a la sociedad del conocimiento.

El potencial de las telecomunicaciones es muy amplio, y su presencia en nuestras vidas para mejorarlas es tan natural que, a veces, nos parece imperceptible. Ahí están servicios públicos como la sanidad, las emergencias 112, la educación, la cultura o la asistencia social…, cuya prestación por las Administraciones públicas y su eficiencia mejora día a día con la implantación de las telecomunicaciones y sus modernas aplicaciones.

Sin embargo, estos servicios son sólo un aperitivo de lo que las infraestructuras de telecos pueden ofrecer. Y para ello es necesario que las empresas del sector inviertan en redes que lo hagan posible y que las distintas Administraciones públicas creen las condiciones necesarias de confianza para que las empresas cumplan con su papel.

El punto de partida es importante, las telecomunicaciones en España han alcanzado ya el 4,2% del PIB en 2007, y en el mismo año, su valor añadido, más allá de los ingresos generados, superaba los 20.000 millones de euros, más que otros sectores también estratégicos como la energía o la agricultura, dando empleo directo a más de 85.000 trabajadores e indirecto a cerca de 800.000 (el 3,8% de la población activa española).

El esfuerzo del sector es notorio. La inversión global de las telecomunicaciones no ha dejado de crecer, alcanzando en 2007 la cifra de 5.755 millones, de los que 2.552 millones correspondieron al despliegue de redes fijas y 2.235 millones a redes móviles. Estas inversiones favorecen el crecimiento económico, de una forma saludable y sostenible, apoyando la productividad y la innovación de toda la economía, lo cual es especialmente relevante en fases de desaceleración económica.

Asimismo, las telecomunicaciones han jugado y seguirán jugando un papel importante por su efecto antiinflacionista. Mientras la práctica totalidad de los sectores han incrementado sus precios en los últimos cinco años, entre 2001 y 2007, la diferencia entre la evolución del IPC y la de los precios de las comunicaciones se ha situado en 31 puntos porcentuales.

Finalmente un dato no menos relevante es que la mayoría del esfuerzo inversor que desarrolla este sector procede de fondos privados, por lo que el desarrollo de estas redes no supone detraer recursos públicos que las Administraciones necesitan destinar en estos momentos a otros sectores.

La otra cara de esta misma moneda son las Administraciones públicas. Tienen un papel importante que desempeñar, añadiendo al decidido apoyo que ya prestan con planes de estímulo al uso de las TIC en los servicios públicos, empresas y hogares, como los planes Avanza, un cambio de actitud que rebaje los obstáculos administrativos y fiscales que frenan el despliegue de redes fijas y móviles.

Si convenimos que las telecomunicaciones presentan hoy más oportunidades que ninguna otra etapa anterior, es igualmente importante señalar que vivimos en un entorno económico desfavorable para cualquier proyecto de inversión. Esta circunstancia hace más urgente, si cabe, la eliminación de obstáculos a la inversión en infraestructuras de telecomunicaciones en un entorno de competencia.

Es importante que la actitud de las Administraciones, y en particular de los municipios, evolucione de una visión de las infraestructuras de telecomunicación como fuente de conflictos y generadoras de ingresos por pago de tasas a una percepción de estas infraestructuras como activos diferenciales de la competitividad y del desarrollo económico.

El futuro del sector de las telecomunicaciones no está escrito, pero será con toda seguridad un futuro brillante si los agentes encuentran un marco propicio para el despliegue de las nuevas redes, para la inversión y la innovación.

Miguel Canalejo. Presidente de Redtel

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