_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Santander, un trocito mexicano

El Banco Santander parece no inmutarse ante los problemas que la banca atraviesa en España. Mientras que sus competidores están inmersos en dolorosas reestructuraciones, Santander ha anunciado otra adquisición en el extranjero. El mayor prestamista del país está recomprando la participación del 25% de Santander México que vendió a Bank of America (BofA) hace ocho años.

El último movimiento no fue iniciado por Santander. BofA quería vender siguiendo sus esfuerzos continuos por librarse de negocios no básicos. Hace dos semanas, liquidó una participación de 4.500 millones de dólares del brasileño Itaú Unibanco. La proposición de nuevas regulaciones, que podrían desincentivar a los bancos de poseer participaciones minoritarias, pueden haber jugado un papel importante.

Sin embargo, el mayor banco de España hace lo correcto ejerciendo su derecho de opción preferente de compra. Santander no es inmune a las tensiones del sistema financiero español. Ha realizado fuertes provisiones por préstamos incobrables, y se dolerá de los mayores costes de financiación. Pero el acuerdo de 2.500 millones de dólares no recargará demasiado su balance: reducirá la ratio Tier 1 del banco en sólo 0,3 puntos porcentuales hasta el 8,5%. El banco genera casi todo ese capital de las ganancias acumuladas cada trimestre.

El acuerdo meterá más distancia entre el Santander y sus competidores domésticos. Aunque sólo una cuarta parte de los beneficios del banco proviene de España. La operación mexicana reforzará aún más la proporción de los mercados emergentes e incrementará la contribución mexicana a los beneficios del grupo de un 5% a un 7%.

Parece también que el Santander está obteniendo un buen precio -como debe ser, teniendo en cuenta que ya controla el negocio-. El acuerdo valora el tercer banco más grande de México en poco menos de once veces los 911 millones de dólares de ganancias del último año. Santander está pagando una prima del 56% sobre lo que pagó BofA en 2002. Pero su pronóstico de crecimiento del 3,9% en términos de PIB mexicano este año resulta acertado; el banco podría valer mucho más.

México no es una apuesta segura. La violenta lucha para eliminar la droga podría hace descarrilar la recuperación económica del país. Pero por el momento, al menos, el trocito de México Santander le ayuda a situarse otro paso por delante del resto de bancos españoles.

Nicholas Paisner

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_