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Columna
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Rescatando al fiador europeo

El Banco Central Europeo necesita su propio rescate? La noticia de que el BCE considera una ampliación de capital sugiere que ha estirado sus recursos propios por el rescate a Gobiernos y bancos. No solo le sucede al BCE, para otros bancos centrales, como el de Irlanda, esto forma parte del denominado Eurosistema.

Un vistazo a los números y es fácil determinar por qué el BCE estudia una inyección de capital. Su capital suscrito era de solo de 5.800 millones de euros frente a un balance de 138.000 millones de finales del año pasado, antes de iniciar su rescate. El ratio de apalancamiento de 24 fue el más alto y no es mucho menor que el de, por ejemplo, Lehman Brothers cuando quebró. En el conjunto del Eurosistema sucede un cuadro similar: sus 1,89 billones de euros de activos a finales de octubre eran de nuevo 24 veces su capital.

El problema va más allá de simples números. El Eurosistema ha estado comprando bonos gubernamentales de países periféricos como Irlanda, Grecia, Portugal y España. Si cualquiera de estos cayera en el impago, el Banco Central podría sufrir un recorte. El Eurosistema ha estado también otorgando préstamos en efectivo a los bancos de estas naciones: la suma pendiente de los llamados PIGS era de 334.000 millones de euros a finales de octubre. Los bancos centrales reciben una garantía a cambio de los préstamos, pero gran parte de éstas son otra vez deuda soberana periférica. El resto son de peor calidad.

Algunos bancos centrales nacionales pueden estar en peor estado. El de Irlanda ahora proporciona 45.000 millones de euros a sus bancos a través de facilidades especiales frente a sus créditos normales. No está claro por qué, pero la sospecha es que esta financiación puede haber sido impulsada porque el BCE no está dispuesto a dar más créditos a los bancos irlandeses. Teniendo en cuenta que las reservas del Banco Central de Irlanda son de apenas 1.500 millones, no falta mucho para que se agoten.

La recapitalización del BCE, si lo decide, no sería difícil -tampoco la de los bancos centrales de países ricos-. Duplicar el capital del BCE costaría 5.800 millones de euros y sería otorgado por Alemania y Francia. El mayor problema sería recapitalizar a los de los países periféricas. Sus Gobiernos no están muy bien de dinero. Aunque la cantidad no sería muy grande. Es mejor que los bancos centrales salgan adelante de la curva y eleven su capital ahora en lugar de hacerlo con sus espaldas contra la pared.

Hugo Dixon

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