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Columna
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Regulación, mejor poca que nada

Es una victoria en una batalla que nadie tiene ganas de luchar. Gordon Brown volverá a casa de esta cumbre de la UE reivindicando haber ganado para Reino Unido un compromiso nítido en la regulación bancaria. Los nuevos organismos reguladores paneuropeos creados bajo las propuestas de reforma de la UE serán incapaces de invadir las responsabilidades fiscales de los países miembros. Los nuevos organismos pueden tener voz -pero no podrán gastar el dinero de otras personas-. Así es como Reino Unido quiso que fuera.

Frente a esto, la concesión parece limitar el poder de las nuevas autoridades. Los países no pueden ser forzados a rescatar bancos en problemas, por ejemplo. Pero la realidad es que forzar rescates bancarios nunca fue realmente el objetivo del proyecto. Y se ha acordado que los reguladores nacionales mantendrían sus responsabilidades en el día a día.

Esto explica por qué la solicitud de Reino Unido de soberanía fiscal no es recibida con mucha resistencia por la más dura regulación de Alemania y Francia. Además, es posible que Nicolas Sarkozy y Angela Merkel quisieran dar a Brown un regalo para llevar a casa, sólo por cerrar un acuerdo tan rápido como fuera posible. Es un secreto a voces que están un poco preocupados -eso se dice al menos- por las ideas sobre Europa mantenidas por el Partido Conservador británico en la oposición.

Hay todavía algunos asuntos reales sobre el propuesto nuevo marco regulador europeo. Sobre todo, esto no es tratar verdaderamente la vieja cuestión de quién será la principal autoridad reguladora para filiales de instituciones financieras transnacionales. ¿El país de origen, donde el banco tiene su sede central? ¿O el país anfitrión, donde opera? Algunos miembros de la UE -como Francia e Italia- son principalmente países de origen. Otros, como la Europa del Este, son anfitriones. Reino Unido destaca en ambos, como país de origen y como anfitrión. El fracaso de las propuestas para abordar estos asuntos podría contener la decisión hecha en tiempos de crisis, cuando se aceleran los asuntos.

La esperanza es que los nuevos supervisores financieros del sistema europeo, como serán denominados, ayuden a prevenir crisis actuando los reguladores juntos y armonizando estándares en la UE. Podría también fomentar hábitos y procedimientos que permitan más rápidas y mejor concebidas respuestas para situaciones de emergencia. Los nuevos reguladores puede que no tengan una dentadura postiza entera, pero con el tiempo todavía pueden aprender a morder.

Por Pierre Briançon

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