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Tribuna
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Recuperación económica y resultados empresariales

La volatilidad es seguramente el término que mejor describe -desde hace demasiado tiempo- el comportamiento de los mercados de acciones. Desde verano de 2007 hemos leído y oído tantas veces esta palabra que propios y extraños la hemos incorporado a nuestro vocabulario básico y la aplicamos a los asuntos más corrientes.

Que los precios de los activos financieros evolucionen incesantemente al alza y a la baja no es el mejor escenario para la inversión, sin duda. Inicialmente el comportamiento volátil del precio de los activos puede ser percibido como una oportunidad: comprar abajo, vender arriba, y vuelta a empezar. Tras esta posición preliminar buena parte de los inversores se dan cuenta que necesitan un contexto más estable para tomar decisiones, pues no son capaces de asumir el riesgo de fluctuación de los precios a cambio de la rentabilidad obtenida.

La volatilidad es sinónimo de incertidumbre, situación que pone de manifiesto nuestra preocupación acerca de una larga lista de asuntos, como la solvencia y liquidez del sistema bancario internacional, las consecuencias del uso de políticas fiscales y monetarias expansivas, la salud de la deuda soberana, la capacidad de recuperación de las economías, la confianza de familias y empresarios, las dificultades de financiación o el desempleo.

Pese a todos estos elementos, las Bolsas parecen indicarnos que lo peor ya ha pasado. Que si bien la incertidumbre sigue presente, los inversores la contemplan adecuadamente en sus presupuestos de actuación. Nos hemos acostumbrando a vivir en un entorno de volatilidad elevada. Sorprende incluso la capacidad del mercado para superar nuevas noticias relacionadas con el agravamiento de situaciones preexistentes o malas noticias sobre nuevos focos de riesgo. Los mercados de acciones parecen haber encontrado un soporte -amplio, pero relativa y aparentemente sólido- y el volumen negociado es superior en comparación con el mismo periodo del ejercicio anterior.

Existen ahora dos cuestiones fundamentales, desde mi punto de vista: el calendario de la recuperación económica, y hasta qué punto una recuperación lenta influirá en el ritmo de crecimiento de los beneficios empresariales, máxime cuando la capacidad de generar flujo de caja de las empresas a través de la reducción de costes es ya escaso.

Hace unos meses el mercado empezó a preocuparse por la deuda soberana: volumen de deuda creciente y dificultades de financiación en un marco de incertidumbre acerca de la capacidad de crecimiento de las economías. ¿Podría suceder lo mismo con las empresas?, esto es, dado un nivel de apalancamiento, si las economías crecen lentamente, ¿no deberían crecer los beneficios empresariales también lentamente? Y, sí es así, ¿se han corregido las proyecciones de beneficios empresariales de las compañías cotizadas? Y, en ese caso, ¿son los precios a los que se negocian las acciones los adecuados o no descuentan en todo o en parte un escenario de ralentización del crecimiento de los beneficios?

En este sentido el periodo de presentación de resultados que ahora empieza es clave. Si el origen del crecimiento de los beneficios empresariales es el aumento de la cifra de negocio y las cifras reales están alineadas con las estimaciones, las Bolsas reaccionarán de forma positiva. Si la publicación de resultados no alcanza expectativas volveremos a tantear los niveles de soporte anteriores y aumentará la volatilidad.

Es posible que la revalorización de las últimas semanas esté anticipando resultados acordes o superiores a previsiones. Pero es necesario que los buenos resultados -entendidos como mejores que estimaciones- se sostengan en el tiempo. Cuando compramos las acciones de una empresa estamos pagando por su capacidad futura de generar beneficios: pero es difícil evaluar dicha capacidad cuando en el corto y en el medio plazo persisten las dudas. Especial atención a los resultados de los bancos: son las empresas que vienen centrando la atención de los mercados y su peso en los índices bursátiles es ciertamente relevante.

Es posible que la revalori-zación de las últimas semanas esté antici-pando resultados acordes o superiores a previ-siones"

Jesús Muela. Subdirector general de GVC Gaesco valores

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