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Elecciones 2011. Locales y autonómicas
Tribuna
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Radiografía de un instante

Las urnas han hablado. A través del derecho del sufragio. La libertad de elección, el baluarte más importante de una democracia. No el único, pero sí el principal. El valor del voto, no lo olvidemos nunca. Todo es perfectible, mejorable, pero el voto es expresión de libertad democrática. Ha sido una campaña anodina, donde unos no han querido arriesgar el triunfo que todos daban por anticipado. Los otros no han sido capaces de levantar la sombra de una debacle que se ha convertido en desastre electoral. Declive, catarsis, hundimiento total. Y en medio de la parodia de la campaña irrumpió un movimiento popular que pronto ha sido la única noticia encumbrado por medios y redes. Políticos, estrategia de campaña rasa y sin contenido alguno lo pusieron en bandeja. Triunfo de Bildu. Arrasa en Guipúzcoa. Demos tiempo al tiempo. Las incógnitas se han despejado. Ascensión de una hegemonía independentista. Irrupción en Madrid con fuerza de UPyD pero ausencia significativa en el resto.

Los socialistas se despeñan. Pagan internamente el descontento, millones de votos perdidos. Duro, muy duro. La radiografía de un instante, un estado de ánimo. Un balcón eufórico pese a la crisis. Ferraz y las caras de desolación. Todo perdido. Empieza una hegemonía total del partido popular. La próxima década es de ellos.

Un descontento generalizado que suena a clamor. Sus errores durante tres años, su no saber hacer frente a la crisis, sus tropiezos y sobre todo su negación y no atajar el impacto de la misma, amén de ir siempre por detrás de la misma, han hecho el resto. Se ha votado también contra el Gobierno, desde el hartazgo, desde el cansancio, desde la constatación manifiesta de la desidia y la inacción de este. Y lo han pagado candidatos regionales y locales. Sobre todo regionales, donde 30 años de Gobiernos monocolor, a veces acompañados por Izquierda Unida o tripartitos imposibles han hecho el resto. Gran triunfo de los populares que no han arriesgado demasiado salvo la anchura de la victoria que en todo caso habían presentado como un plebiscito hacia el presidente en funciones, a partir de ahora lo está aunque no quiera y no quieran en Ferraz.

Jaque, pero pronto llegará el jaque mate. La escena ya no quiere más melodramas. Los peores augurios se han tornado en una noche negra, áspera, aciaga, terrible. Empieza la travesía en el desierto. No importa que a lo lejos ni siquiera se avizore un espejismo en octubre o en todo caso en marzo de 2012. No toda la culpa es de la crisis, es de una gestión deficiente, nula en algunos extremos, engañosa en otros e inoperante en el resto. La gente quiere cambio, y la ciudadanía se ha pronunciado. Se ha votado por ello en algunos ayuntamientos, cansados de décadas de lo mismo y donde quizás no ha pesado tanto el Gobierno de Madrid y su imagen. Y lo mismo ha sucedido en algunas comunidades autónomas.

Mucho poder político en juego, demasiado tal vez. Casi 5.000 concejales de diferencia a favor de los populares. Han ganado y ya piden elecciones anticipadas. Han ganado en las municipales, en toda España, y lo han hecho de modo aplastante. Como incontestable ha sido la victoria en Castilla-La Mancha, la gran batalla, simbólica y real, de los populares y particularmente de la ya todopoderosa María Dolores de Cospedal.

Toda España, salvo Cataluña y Euskadi, se acuesta de azul. Se acuesta de azul Andalucía, donde todas las capitales llevan la victoria demoledora, insultante incluso para la izquierda, como es el caso de Sevilla. Castilla y León, La Rioja, Aragón, las islas, Murcia y Valencia, Cantabria, Extremadura, por unos cientos de votos no ha sido popular. Increíble. Todo el poder socialista se ha diluido, evaporado en un azucarillo ante un café amargo que Génova y Moncloa han querido comprar a toda costa. Han caído dos bastiones o han sido ganados dos feudos con una gran fuerza simbólica, Extremadura y Castilla-La Mancha. Andalucía no celebró elecciones autonómicas, pero todo apunta a que, a la cuarta, Arenas será presidente autonómico. La descomposición del socialismo andaluz, en plena guerra fratricida y suicida entre griñanistas y chavistas, más el cansancio de 30 años, y la corrupción que aflora, apuntan al final de etapa del socialismo. Y en Galicia, el Partido Popular ha consumado la reconquista de las grandes ciudades. Los últimos feudos del socialismo, otrora coligados con el BNG. La Coruña, Ferrol y Santiago pasan por vez primera en democracia a ser gobernadas por los populares. Vigo resiste con bipartito, como Pontevedra y Lugo.

Y ahora la gran pregunta, ¿cómo reaccionará el Partido Socialista y qué hará el presidente del Gobierno? Ha sido un varapalo, un desastre para el socialismo de punta a punta en España. No habrá pactos de Estado, pero sí un debilitamiento total a un presidente en el descuento. Terrible situación política. Y lo que todos piensan: ¿adelanto electoral que acabe con la agonía?, ¿adoptará ahora el Gobierno reformas de calado?

Abel Veiga Copo. Profesor de Derecho Mercantil en Icade

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