_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Problemas en el frente oriental

Hungría fue supuestamente rescatada por la Unión Europea y por el Fondo Monetario Internacional en 2008. Pero de repente hay de nuevo inquietud. El forint, la moneda húngara, ha caído drásticamente después de que el Gobierno comparara el país con Grecia y mencionara la posibilidad de default. Los inversores deben estar preguntándose a qué juega la Administración.

El partido Fidesz asumió sus funciones el sábado pasado. Lajos Kosa, su vicepresidente, dijo el jueves que las posibilidades de evitar la "situación griega" eran "escasas" y que la economía estaba "mucho peor" de lo que se había pronosticado. Esto podría haber parecido un error aislado. Pero el viernes el portavoz del primer ministro, Viktor Orban, intensificó el miedo diciendo que el Gobierno anterior había, como el anterior Ejecutivo griego, "falsificado datos" y que hablar de default no era una exageración.

La probable explicación para este suicidio económico es que el nuevo Gobierno desee renegociar el actual plan del FMI. José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea, dijo tras el encuentro con Orban esta semana que Hungría debería acelerar la consolidación fiscal, no reducirla.

El aparente deseo del Gobierno de disminuir el ajuste fiscal ha puesto nerviosos a los mercados que habían juzgado previamente al país de estar ajustándose dolorosamente pero bien. En 2009, la economía se contrajo en un 6% pero se pensaba que el déficit presupuestario se contendría a sólo un 4% del PIB. Ahora el Gobierno de Fidesz sugiere que el déficit es peor y que excederá este año el objetivo acordado del 3,8% de alguna manera.

La economía húngara es pequeña, pero su capacidad de desestabilizar los mercados es grande. Los bancos de la zona euro están muy expuestos -y tienen suficientes problemas en casa-. El euro cayó hoy más y los mercados globales se desplomaron. Hungría es una advertencia para otros países que han sido rescatados por el FMI y la UE -no sólo Grecia- puede requerir más ayuda si se debilita la voluntad de austeridad. La deuda pública de Hungría de alrededor del 75% es mucho más pequeña que la de Grecia o Italia. Pero la gran debilidad de Hungría es el gran nivel de crédito interno en francos suizos y euros. Eso hace que los comentarios del partido de Fidesz sean más desconcertantes. Fidesz debe darse cuenta rápido de que la medicina del FMI sabe mal, sin ella Hungría estará bajo amenaza de muerte otra vez.

Por Ian Cambell

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_