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Columna
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Permanecer sentado

Los funcionarios del Gobierno son como los entrenadores deportivos profesionales: la mayor parte son contratados para ser despedidos; al resto le arrastra la fatiga. Los persistentes rumores sobre la inminente salida de los líderes del equipo económico del presidente Barack Obama, Timothy Geithner y Lawrence Summers, probablemente resultarán ciertos con el tiempo. Aunque el día puede estar más lejos de lo que muchos observadores piensan.

Desde el primer momento, los que están en Washington han considerado que los experimentados funcionarios se quedarían poco tiempo. Las cuestiones personales con el fisco de Geithner le estropearon la confirmación de su fichaje como secretario del Tesoro. En lo que se refiere a Summers, nadie dudaba de su brillante capacidad intelectual, pero su nombramiento como director del Consejo Económico Nacional se consideró que encajaba mal, teniendo en cuenta que su mandato era para coordinar en vez de para generar políticas.

Ambos sirven al gusto del presidente. ¿Por qué cambiar un equipo ganador? La asistencia sanitaria ha pasado y la reforma financiera está cobrando impulso.

Mientras que algunos activistas del partido y líderes sindicales pueden desear una limpieza de la Casa Blanca, no hay presión para que eso ocurra. Encontrar sustitutos sería difícil. Sentimientos anti-Wall Street limitan el número de posibilidades, en particular en el Tesoro. Reorganizar el personal existente también es problemático.

Es posible que Summers y Geithner deseen salir a medio plazo, aunque no hay razones para empujarles -en todo caso, el presidente debería pedirles que se quedaran permanentemente-.

Por James Pethokoukis

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