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Tribuna
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Nuevo apoyo a la empresa

El crecimiento estable de un país depende del papel que su economía sea capaz de jugar en el conjunto de la actividad económica mundial. La creciente interdependencia estructural de las economías hace que las empresas se enfrenten a un nuevo marco competitivo, caracterizado por reglas del juego cada vez más exigentes, que obligan a una necesidad de permanente adaptación para poder mantener e incrementar la competitividad. La Administración española debe responder eficazmente a este reto, articulando instrumentos modernos y flexibles de apoyo financiero oficial a la internacionalización.

Por otra parte, la disposición transitoria primera de la Ley 38/2006, de 7 de diciembre, de Gestión de la Deuda Externa instaba al Gobierno a reformar el Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD), para introducir una mayor coherencia del instrumento con la política española de cooperación al desarrollo. Así, el pasado noviembre el Consejo de Ministros aprobó la creación del Fondo para la Internacionalización de la Empresa (FIEM), que permite continuar ofreciendo una respuesta a las demandas de apoyo a la internacionalización, y dotar además al sistema español de apoyo financiero a la internacionalización de un nuevo instrumento que permita atender eficazmente las nuevas necesidades de ayuda derivadas de los cambios operados en el entorno comercial internacional.

El FIEM nace, pues, como un instrumento de política comercial cuyo objetivo exclusivo es el apoyo a la internacionalización de nuestra economía, manteniendo, no obstante, una plena coherencia y compatibilidad con la política de cooperación al desarrollo. Su objetivo esencial será potenciar la competitividad en el exterior de los proyectos españoles, siendo para ello un elemento esencial la ampliación de los conceptos susceptibles de recibir financiación oficial. De esta forma, podrán recibir dicho apoyo no sólo, como en la actualidad, las operaciones que contribuyan directamente a la exportación de bienes y servicios españoles, sino también cualquier operación considerada de especial interés para la estrategia de internacionalización de nuestra economía. Además de considerar especialmente prioritarios los proyectos relacionados con sectores de alto valor añadido y contenido tecnológico, se podrán considerar aquéllos que potencien las cadenas de valor y, especialmente, los que promuevan la inversión de las empresas españolas en el exterior o fortalezcan o mejoren la situación de las ya instaladas en otros países. El FIEM podrá apoyar además otras fórmulas de internacionalización que no estaban contempladas en el FAD, como los proyectos en régimen de partenariado público-privado, o PPP, y todo tipo de asistencias técnicas que requieran los beneficiarios de los créditos o que sean útiles para agilizar y mejorar la gestión de los proyectos.

El apoyo a la internacionalización se realizará mediante la concesión de préstamos y créditos reembolsables, en condiciones que serán generalmente concesionales (más ventajosas que las que ofrece el mercado), como ha sido la norma tradicional. No obstante, cuando las circunstancias lo permitan o aconsejen, se abre la posibilidad de concederlos en condiciones comerciales, o de mercado. Los beneficiarios últimos de los créditos con cargo al FIEM podrán ser, como hasta ahora, las Administraciones públicas, regionales, provinciales y locales, y -lo que constituye una novedad- las empresas públicas, otros organismos públicos y las empresas privadas. Todos ellos procederán generalmente de países de renta media y emergentes.

Por último, en la gestión del FIEM queda garantizado el compromiso de la Administración de velar por el cumplimiento de criterios de responsabilidad social corporativa, como los referidos a la protección del medio ambiente o la inexistencia de prácticas corruptas asociadas a cualquier fase del desarrollo de los proyectos en el exterior. La gestión del FIEM también incorporará en todas sus actuaciones los criterios de sostenibilidad de la deuda externa de los países beneficiarios.

En definitiva, el FIEM se crea como un instrumento de apoyo financiero a la internacionalización más adaptado al entorno internacional actual, en el que las fórmulas financieras incorporadas en los proyectos de internacionalización juegan un papel muy destacado en el diseño y el éxito de los mismos. Dada la trascendencia y necesidad de la reforma planteada, cabe esperar una tramitación fluida del proyecto de ley por parte del Legislativo, de forma que en un breve plazo de tiempo el FIEM pueda constituir una ayuda eficaz para el éxito de nuestras empresas en los mercados internacionales.

Silvia Iranzo. Secretaria de Estado de Comercio

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