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Tribuna
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Nueva Rumasa: mentiras en el paraíso

La persona con conocimiento pronto se da cuenta de que hay mentiras en el paraíso y verdades en el infierno", Apine Liene dixit. Ninguna otra frase ilustra mejor la situación que estamos viviendo con Nueva Rumasa. De hecho, si fuera una novela, sería la Crónica de una muerte anunciada del gran García Márquez.

No ha ocurrido sino lo que era previsible. Un grupo empresarial, Nueva Rumasa, acometió una expansión desmedida en un entorno de crisis económica profunda, enorme.

Dado que sus ingresos no soportaban tal inversión financiera, procedió a recurrir a las vías ordinarias de financiación de la empresa; esto significa que acudió a la financiación bancaria. Quien esencialmente les apoyó fue el Banco Santander, junto con sus hermanos de Banesto, pero es financiación no fue suficiente para afrontar las inversiones comprometidas, y el siempre ingenioso José María Ruiz-Mateos sacó de su chistera el concepto de pagarés corporativos buscando que miles de inversores, atraídos por su alta rentabilidad, soportasen este crecimiento.

Pese a que las estafas piramidales del señor Madoff y el castizo procedimiento de dar duros a cuatro pesetas están a la orden del día, miles de inversores, defraudados por la rentabilidad de sus inversiones, acudieron raudos a esta llamada.

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) asistió con perplejidad e impotencia a campañas publicitarias, incluso en televisión, donde no sin cierto orgullo se mencionaba que la emisión de pagarés publicitados no se sometían al control del organismo supervisor español.

La garantía de dichos pagarés corporativos era una supuesta valoración de productos de las bodegas de Ruiz-Mateos. El esquema circular de toda la operación era tan evidente que los acreedores que hoy se lamentan no pueden argumentar engaño ni ardid en la operación.

Llega la cruda realidad y, ante la imposibilidad de seguir metiendo capital para que el circulante de la compañía soporte esta maquinaria, se hace inevitable el concurso del grupo, y hete aquí que nos encontramos ante un muro infranqueable para los acreedores, y es que Ruiz-Mateos sí sacó algunas conclusiones de su primera debacle de la década de los ochenta y Nueva Rumasa es un fortín mucho más armado que el que fue Rumasa.

Nueva Rumasa no es nada, nada más que un nombre, una pequeña empresa, gozando la familia Ruiz Mateos de un entramado societario nacional e internacional que protege el patrimonio de la familia. Es bien sabido por los despachos mercantilistas que estamos especializados en este tipo de estructuras, que las sociedades constituidas en España son vulnerables tanto desde el punto de vista de la consolidación fiscal como desde el punto de vista de una supuesta declaración de responsabilidad conjunta por parte de los tribunales ante las deudas contraídas por algunas de ellas.

Lo normal es que haya sociedades patrimoniales que detentan todos los bienes libres de cargas de la unidad familiar y sociedades de trabajo que asuman los riesgos de los negocios. Cuando la unidad familiar posee esto sin más o a través de sociedades holding españolas, nuestros tribunales tienen instrumentos para desmontar estos ardides legales. Sin embargo, cuando se interpone una jurisdicción comunitaria más tolerante que la española, como es en este caso la holandesa, a través de las Soparfi o cualquier otra sociedad ad hoc de aquel país, y a esto se añade la propiedad mediante la inclusión de IBC (International Business Compañías), radicadas en paraísos fiscales y que gozan de las características off-shore y fiduciarias, es decir, sociedades extraterritoriales y con accionariado confidencial -como es el caso-, se hace imposible en la vía de los hechos que nuestros tribunales puedan establecer responsabilidades entre las sociedades patrimoniales y de trabajo.

La conclusión es que la estructura societaria de la familia Ruiz-Mateos, donde las mujeres del clan jerezano administran las sociedades patrimoniales, y los hijos las sociedades de trabajo, unida a la estructura internacional, jurisdicción puente holandesa junto a paraíso fiscal, hacen que los acreedores de este grupo, que no es grupo, vayan a pasar un purgatorio que les dejará pensando que en este país cualquiera con un buen abogado especializado en estos temas puede proteger su patrimonio e incluso pagar muchos menos impuestos que el común de los mortales.

Julio César dijo que "la fortuna es de los valientes". El tiempo que nos toca vivir nos haría concluir que el infortunio se ha cosido a las faldas de quienes viven sin un abogado multifuncional que sepa defenderlos en su cama.

Jesús Sánchez Pareja. Abogado especializado en Derecho penal económico y corporate defense

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