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Tribuna
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Modular la dependencia exterior

El Banco de España publicó recientemente las cifras de la balanza de pagos para 2010. Las necesidades de financiación del conjunto de la economía española se situaron en el 3,9% del PIB, lo que supone una reducción de 1,3 puntos respecto a 2009. Del análisis desagregado tienen especial importancia tres aspectos: los factores de mayor peso en la corrección, la resistencia a reducciones adicionales y el cambio en las fuentes de financiación.

En cuanto a los factores de corrección, la gran mayoría se corresponde con una reducción del déficit en la balanza de rentas por el menor coste de la deuda externa, tanto privada como pública. Adicionalmente, han aumentado los ingresos en concepto de transferencias de capital, el superávit de la balanza de servicios se ha elevado por los mayores ingresos netos del turismo y por el primer saldo positivo en el resto de servicios, mientras el déficit por transferencias corrientes se ha reducido.

Respecto a la balanza comercial, la más relevante en términos de aportación a las necesidades de financiación de la economía, las exportaciones han crecido de forma intensa en 2010, aunque el aumento de las importaciones ha sido mucho mayor. El resultado es que, después de las reducciones de 2008 y, sobre todo, de 2009, el déficit comercial ha vuelto a incrementarse. ¿Y cómo se explica esta situación en un contexto de marcada debilidad de la demanda interna en España y una fase cíclica más positiva de las economías del entorno europeo?

La respuesta se encuentra, por un lado, en el encarecimiento del petróleo. El barril de Brent ha pasado de una cotización media de 44 euros en 2009 a 60 euros en 2010, que se ha traducido en un salto de las importaciones de productos energéticos superior al 30%. Por otro lado, las importaciones de bienes intermedios industriales se incrementaron de forma muy significativa, al tiempo que descendían las partidas de bienes finales para consumo e inversión. Esta situación se explica por el alto contenido de importación en productos que tuvieron en 2010 un estímulo fiscal, automóviles y otros bienes de consumo duradero.

De los elementos anteriores se extraen las conclusiones del segundo ámbito de análisis, los límites a correcciones adicionales. El escenario para 2011 es de un mayor coste de financiación (en mayor medida si se cumplen los pronósticos del mercado acerca de las subidas de tipos del Banco Central Europeo este año), de un mayor precio del petróleo (el promedio hasta mediados de marzo es de 76 euros por barril de Brent, un 25% más caro que en 2010) y de un menor crecimiento de las exportaciones (después de un importante efecto rebote con relación a 2009). Todos estos elementos, junto al estancamiento de la demanda interna este año, deberían estabilizar las necesidades de financiación entre el 3% y el 4% del PIB.

Finalmente, merece la pena detenerse en las fuentes de financiación exterior del déficit de ahorro de la economía española. La lectura más positiva se encuentra en el ámbito productivo, con un incremento notable de la inversión extranjera directa en España. La visión menos favorable se produce en el ámbito financiero, en un contexto marcado por las turbulencias en los mercados de deuda soberana europea. En primer lugar, se han registrado importantes salidas de inversión extranjera en cartera. En segundo lugar, el saldo por depósitos y préstamos se ha tornado negativo, con un aumento neto del activo de España en el exterior. Y en tercer lugar, el endeudamiento respecto al Eurosistema (apelación al Banco Central Europeo) se ha incrementado.

En definitiva, 2010 fue un año de menores necesidades de financiación de la economía española pero de mayores dificultades para su cobertura. Para 2011 el escenario central es de continuidad en el primer caso y de cierta mejoría en el segundo, si bien los riesgos en ambos casos están sesgados hacia el lado negativo. El éxito de las reformas emprendidas, medidas adicionales positivas para la eficiencia y la productividad, y la traslación de estos logros a la confianza de los agentes inversores, son elementos clave par abortar escenarios alternativos, aunque, en el caso del petróleo, solo se puede aspirar a moderar el impacto de tensiones adicionales.

Xavier Segura. Director del servicio de estudios de catalunya caixa

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