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Columna
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Mejoran las expectativas del mercado laboral

Que el desempleo baje es siempre una buena noticia, y más si lo hace por cuarto mes consecutivo; inyecta optimismo y dibuja un escenario más halagüeño. Así, en julio el paro registrado descendió en 73.790 personas (-1,85%), el mayor descenso desde 1998, según los Servicios Públicos de Empleo. En julio del año pasado, el paro descendió en 20.794 personas, un 0,58%. Por su parte, los afiliados ocupados a la Seguridad Social aumentan por sexto mes consecutivo, en 62.541 personas (0,35%). Y se incrementa no sólo por la aportación del sector turístico -que aglutina el 30% del aumento-, sino también por el resto de sectores económicos que aportan el 70% restante. A estos números, hay que añadir el dato positivo del fuerte aumento del empleo en 82.700 personas (0,45%) publicado por la encuesta de población activa (EPA), correspondiente al segundo trimestre, hecho que no se producía desde hace dos años.

Los datos del mercado laboral se suman a otros indicadores favorables, publicados recientemente: las cuentas públicas se han recuperado en el primer semestre; crece la confianza de los consumidores lo que repercutirá positivamente en el consumo, mejoran consumo de energía, turismo y pedidos en la industria. En definitiva, las previsiones de crecimiento mejoran, aunque lentamente, por el dinamismo del sector servicios y la demanda exterior.

El conjunto de todos estos datos sirve para paliar el aumento del desempleo, en el segundo trimestre, contabilizado por la EPA, según la cual, el paro creció en 32.800 personas. Incremento menos acusado que en el mismo periodo del año anterior (126.800). La EPA elevó la tasa de desempleo al 20,09%. No obstante, cabe recordar que se trata de una encuesta (elaborada el Instituto Nacional de Estadística) frente al paro registrado procedente de un registro administrativo del Ministerio de Trabajo. Ambos utilizan, pues, metodologías y periodos distintos, por lo que no tienen que coincidir.

Así mismo, los datos demuestran que se está produciendo una moderación de los ajustes de las plantillas por parte de las empresas. Según la EPA, el paro aumentó el segundo trimestre de 2010, el 0,71%, frente al 3,1% en el mismo periodo del año anterior. Por su parte, el empleo aumenta a un ritmo del 0,45% frente al 0,76% de disminución del año anterior.

La EPA nos indica que la población activa ha alcanzado una cifra récord superior a los 23 millones de personas que representa una tasa de actividad del 60,1%. En el segundo trimestre, del año en curso, aumenta en 115.000 con relación al primer trimestre del año. Con ello, se aprecia un cambio de tendencia de la población activa masculina. En concreto, se incorporan 78.300 nuevos varones en busca de empleo, frente a 17.600 de las mujeres. Con estos datos, se rompe la tendencia de que todos los aumentos de la población activa estaban producidos, mayoritariamente, por las mujeres. Lo que quizás podría significar un claro signo de que se termina el efecto desánimo en la búsqueda activa de empleo.

Hay que confiar que si van mejorando las expectativas económicas (la confianza de los consumidores se incrementó 7,7 puntos en julio, con relación a junio, por la mejor percepción de la situación económica) dicho efecto disminuirá y, cada vez, más personas buscarán activamente un puesto de trabajo. En este sentido, conviene ser prudente y esperar la confirmación de todos estos datos positivos.

En conclusión, es posible que la economía crezca en el segundo trimestre, al igual que sucedió en el primero, pero tardará un poco más tiempo en trasladar una mejoría de forma sostenible al mercado laboral. Sobre todo, por nuestro modelo productivo que está basado fundamentalmente en la construcción, además de subsectores auxiliares, y por diversas actividades del sector servicios que utilizan una mano de obra intensiva, temporal y poco cualificada. Son estos factores los que explican las diferencias en las tasas de desempleo con relación a la UE. Además, es casi imposible que el desempleo pueda disminuir con gran intensidad con un crecimiento lento del PIB. Confiemos, también, en que la reforma laboral actual pueda contribuir a todo ello.

Vicente Castelló. Profesor de la Universidad Jaume I

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