_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Inversores frenéticos en la crisis helena

Se suponía que un superrescate de 110.000 millones de euros calmaría los mercados, pero los inversores parecen tan frenéticos como siempre. Su lógica: Grecia todavía tiene que llevar adelante la reducción de costes y debe finalizar la reestructuración de su deuda en cualquier caso. Y temen que la zona euro no tendrá suficiente dinero y fuerza de voluntad para evitar que la crisis se extienda.

Los inversores se apresuraron a hacer un juicio el martes, cuando algunos europeos regresaban de las vacaciones del Primero de Mayo. Se pusieron a cubierto en el supuestamente seguro Tesoro de EE UU y el dólar, empujando al euro a un nuevo mínimo. Los bonos griegos fueron golpeados y el coste de la protección de la deuda de España, Portugal e Irlanda fue superior. Las acciones del Banco Santander cayeron un 7%.

El problema está centrado aún en Atenas. El rendimiento del bono griego a dos años aumentó alrededor del 14%, a pesar de que se supone que el plan de rescate proveerá a Grecia de financiación para tres años. Los inversores no creen que sea dinero suficiente o están valorando una reestructuración de la deuda antes de que el dinero se agote.

Ese miedo es lógico. El plan de austeridad del Gobierno recortará el PIB, mientras que sus deudas continúan amontonándose. Tampoco es especialmente barata la nueva financiación. La tasa de interés del 5% está aún por encima de los niveles de Alemania. El Gobierno griego dijo el martes que había contratado a Lazard para la asesoría financiera, pero negó que esté considerando la reestructuración de sus créditos. Puede ser, pero será difícil de evitar algún tipo de amortización de la deuda.

Los inversores no se han detenido en la frontera griega. El contagio es menos racional y más preocupante, porque el temor podría fácilmente llegar a retroalimentarse. Si la deuda portuguesa y española no puede ser vendida a un precio razonable, la UE tendrá que cargar con una serie de rescates que no son fáciles de gestionar. El pánico podría amainar en los próximos días. Pero la insistencia de los inversores de meter estas diversas economías en un único barco sugiere que los encargados de hacer las políticas tienen una tarea por delante más difícil de lo que esperaban. Ese paquete de 110.000 millones de euros puede ser el comienzo de una larga travesía para mantener intacta la zona euro.

Agnest T. Crane

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_