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Columna
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Inventado en España

José Carlos Díez

Ya conocemos la composición del nuevo Gobierno y, sin duda, lo más estimulante del mismo es la apuesta decidida por la ciencia y la innovación. La continuidad de Bernat Soria es una señal, pero dar las riendas del Ministerio de Ciencia e Innovación a Cristina Garmendia es una grata y esperanzadora sorpresa.

El teórico de la innovación, Joseph Schumpeter, afirmó que 'la innovación es un mar que no sale en los mapas', pero el currículum vitae de Cristina Garmendia lo desmiente. La nueva ministra se formó como investigadora en el Centro de Biología Molecular de la Universidad Autónoma, centro creado a la medida de Severo Ochoa para volver a España y transmitir sus vastos conocimientos a la nueva generación de investigadores en la Universidad Autónoma de Madrid.

Luego dio el gran salto y se convirtió en emprendedora, haciendo uso del parque tecnológico de Tres Cantos, proyecto público desarrollado hace más de dos décadas y que comienza a dar sus frutos. Gracias a la actuación pública, Cristina Garmendia ha podido aprovechar todo su talento y su grupo empresarial es un referente mundial en el desarrollo de fármacos de regeneración de tejidos, basados en la investigación con células madre.

En EE UU, una persona tan emprendedora se convertiría en un referente social, estimulando con su ejemplo a nuevos emprendedores que optarán por seguir su camino. En España, seguimos anclados en la sentencia de Unamuno 'que inventen ellos' y, aunque las cosas cambian con rapidez, ha sido necesario su nombramiento como ministra para tener notoriedad social.

Recientemente, tuve la ocasión de asistir a un acto de la CEOE donde, la ahora ministra, explicó las oportunidades que se abren para el mundo y para la economía española con la biotecnología. Además de visión demostró una enorme capacidad pedagógica y de divulgación científica y consiguió que mi mente de economista vislumbrase un futuro esperanzador.

En un momento en el que la economía española afronta una intensa desaceleración económica, nada mejor que mantener la perspectiva, para no caer en la tentación de la desesperanza. Si uno analiza la composición de nuestro PIB y la compara con el de hace veinte años, comprobará que muchas cosas han cambiado y lo mismo sucederá dentro de dos décadas. Platón, citando a Heráclito, afirmó 'nunca te bañarás en el mismo río, la corriente se encargará de cambiarlo'. Lo mismo podemos decir del PIB y los nuevos sectores que tomarán el relevo están en ebullición y su clave de éxito es la innovación.

Hace muchos años que un buen amigo, me dijo que había que olvidarse de la etiqueta Made in Spain y apostar por la de Invented in Spain. Mi amigo es uno de los pioneros de internet en España y en estos momentos se encuentra en algún lugar de China, buscando un fabricante para el hardware de su última patente. El proyecto es puramente español, se ha patentado aquí, ellos mismos han hecho el desarrollo del software y harán el montaje final, básicamente para evitar que los chinos les fulminen la patente, y la comercialización. A mi hace tiempo que no me preocupa donde se ha producido, si no quien controla los eslabones estratégicos de la cadena de valor del producto.

En los últimos años hemos abusado del tópico del modelo de crecimiento español. Mi convicción es que los modelos los determinan las empresas en función de la disponibilidad de capital y trabajo, en este caso condicionado por su formación y especialización, y de los precios relativos, especialmente de salarios y tipos de interés. La aparición de nuevos competidores globales hace que los salarios españoles sean elevados y que hayamos perdido algunas ventajas comparativas que teníamos en el pasado. Esto obligará a los emprendedores a reasignar capital y trabajo a nuevos proyectos, lo que Schumpeter denominó 'la destrucción creativa', y el camino crítico es la innovación.

Los emprendedores innovadores son un bien muy escaso en España, pero ayer tuve un sueño y soñé que nuestras empresas inundaban el mundo de productos con el sello 'Inventado en España'. La naturaleza no cambia a saltos pero, como ya hizo Cristóbal Colón, nos aventuramos a un mundo nuevo que no está en los mapas actuales, pero existe y está esperando que alguien lo descubra. Suerte a la ministra y a todos nuestros emprendedores, que son los protagonistas de mi sueño.

Economista jefe de Intermoney

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